El Centro Cultural Recoleta inaugura el 10 de julio a las 18 hs. varias muestras:
"Grophius" de Ángel Gabriel en el Microespacio.
Es la segunda muestra individual del artista resultado de la investigación en la que trabaja hace años por medio de la técnica del dibujo y presenta en esta oportunidad una instalación utilizando su lenguaje de forma corpórea.
Ángel Gabriel cursó sus estudios de arquitectura en la UBA, donde comenzó a interesarse más activamente por el dibujo y la pintura. Produjo en ese contexto sus primeros trabajos y en 2005 participó en el Salón Nacional de Pintura del Palais de Glace. Al año siguiente realizó su primera muestra colectiva en la Fundación Rozemblum. A los pocos años, se inscribió en el taller de análisis de obra dictada por Tulio Sagitizábal. En 2012 hizo su primera muestra individual en el espacio Panal 261, en la que presentó un conjunto de pinturas y cinco paneles pizarra que formaban un muro de seis metros de largo dibujado en tiza. En 2014 participó del taller “Un museo al costado de la ruta”, dictado por Marcelo Pombo en el Instituto de Arte de la Universidad Di Tella. Influido por el dibujante naturista, la morfología y la geometría, los dibujos de Gabriel representan seres, organismos y galaxias que descienden directamente de su psique conformando un “corpus mundi” personal y único que nos remite al origen de este y otros universos.
"Exodus" de Sara Basta, Elena Bellantoni, Laura Cionci, Mariano Ferratto y Dunia Mauro |
"Exodus" de Sara Basta, Elena Bellantoni, Laura Cionci, Mariano Ferratto y Dunia Mauro en la sala 11.
La condición de nomadismo es por sí necesaria en el trabajo de cada artista, indispensable para completar su propia formación y para definir su propia búsqueda descubriendo estímulos y horizontes más amplios. Cada experiencia de vida en el exterior pasa a través de un lento proceso de metabolización de una cultura a otra, acompañada de una condición cultural y lingüística extraña, pero también ambiental y espacial (las relaciones y los confines con el otro son continuamente renegociados y redefinidos). Cualquier forma de éxodo incluye tarde o temprano el trauma de volver a una condición que no coincide nunca con la de partida. Como un moderno Ulises, el artista sigue el instinto de viajar y de todo lo que es lejano hasta que el deseo y la necesidad de volver no lo lleven de regreso a su propia condición originaria y con las distintas culturas, sociales, económicas.
César López |
"Somos naturaleza", pinturas de César López en la sala 10.
"Siento empatía – cuenta César López en el prólogo de su muestra Somos naturaleza- por los paisajes vastos y las fuerzas de la naturaleza. Disfruto en la búsqueda de lo inesperado. Busco en el paisaje lo que no se ve a simple vista, que es lo que pasa por el costado, lo que sucede en otro espacio o en otro tiempo. Necesito sentir lo que ocurre allí, no importa en qué lugar o momento este viviendo. Me resisto a que la vida pase sin sentido, siempre encuentro algo más, que solo percibe el que se detiene, el que sabe que hay más para ver y sentir.”
Nacido en San Fernando y de profesión arquitecto, César López presenta su primera exposición, Somos naturaleza, acerca del paisaje como refugio del ser humano contemporáneo, como el lugar de las preguntas eternas sobre el lugar del hombre en el cosmos. Su niñez en el Delta marca el rumbo de sus pinceles.
“El Delta fue siempre un hábitat donde me sentí pleno- cuenta López - todos los sentidos están atentos cuando estoy allí, no importa la hora del día o de la noche, todo es distinto según el momento que vivo. Amaneceres cargados de humedad, el olor de la tierra, noches frescas. Los árboles son una constante en estos paisajes, algunos erguidos, otros vencidos por la erosión de la costa. Siempre me llamaron la atención, es como si una fuerza constante emergiera de esa tierra húmeda.”
César López |
Vivió rodeado de estas sensaciones durante su niñez y adolescencia y es en esta última etapa cuando comenzó a ir a talleres. En 1985 se recibió de arquitecto y durante más de veinte años, se alejó de su pasión hasta que en el año 2007, el artista Alejandro Rainieri lo guió hasta el taller del artista visual Juan Doffo, donde aún asiste. Justamente Doffo es uno de los curadores y prologuista del catálogo en esta muestra y dice en el prólogo de Somos naturaleza: “César López no recoge los colores externos del paisaje: el color surge en función de sus estados anímicos. Su mirada nunca es naturalista, es una mirada realista en el sentido que el paisaje esta visto desde su propia psicología. Por ello en las obras se percibe una síntesis poderosa entre lo real y lo abstracto. Es así que podemos leer cada pintura desde una figuración sugerida o desde la abstracción: cada forma generada en la tela es la condensación de un universo que responde a su vez a energías tanto espirituales como puramente pictóricas.”
Para López esta es su primera muestra. “Quizás la madurez me decidió a destinarle un tiempo a pintar, primero al óleo sobre tela, y ahora también con acrílico sobre tela. Mi lugar de partida es la fotografía de espacios vivenciados. Allí comienza la obra. Una labor creativa que no surge del boceto, sino del recuerdo de aquellos espacios registrados por mi cámara fotográfica. Entonces creo mi propia paleta de colores, donde las gamas tonales nunca son naturalistas, sino que están en función de mis estados de ánimo. Es la búsqueda de lo oculto lo que me atrae,” revela el artista.
"Ausencia perpetua" de Patricia Terán, en el espacio Historieta
Este ensayo fotográfico está dedicado a la memoria de aquellos jóvenes y niños que han perdido sus vidas victimas de la violencia, la desidia y la vulnerabilidad de la justicia en la Argentina. Está inspirada en el libro Ausencia perpetua. Inseguridad y trampas de la (in) Justicia, de Diana Cohen Agrest, madre de Ezequiel Agrest, joven que a los 26 años fue asesinado de un disparo durante un robo en el barrio de Caballito. En la portada del libro hay una fotografía donde se pueden apreciar los ojos de Ezequiel. Esta imagen me exhortaba permanentemente, sostiene Patricia Terán no pude no pensar en mis propios hijos. Ello la movilizó a vincularse con la lucha por justicia encarada por Diana y con diferentes familiares de víctimas y también con asociaciones, autoridades, intelectuales, periodistas y artistas. Allí surge la necesidad de esta muestra y nace el concepto de la misma. Las miradas de aquellos jóvenes que han perdido sus vidas interpelan nuestra mirada. La ausencia, el vacío y la desolación se hacen evidentes.
El territorio familiar es convertido en un espacio arrasado por la violencia, por una doble violencia: violencia del asesino y también aquella de quien lo libera. Por una violencia poblada de violencias.
Estas y muchas otras muestras se pueden disfrutar en el Centro Cultural Recoleta -ubicado en Junín 1930, Buenos Aires- de martes a viernes de 13 a 20 hs. y sábados, domingos y feriados de 11 a 20 hs.