11 de marzo de 2015

Primer muestra del año en Perotti: “Zambomba” con los artistas Fermin Eguia, Alfredo Benavidez Bedoya y Carlos Masoch


Inaugura el sábado 14 de marzo a las 19 hs. en Freire 1101, Colegiales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Cierra el viernes 10 de abril.
Horario de visita: de martes a viernes de 15 a 19.30 hs. y sábados con cita previa al: 1535430666.
Prólogo:
“Desde el lugar donde estoy, las obras de los artistas Zambombas no se ven claramente, se ven borrosas, lejanas, algo como de sueño o yo diría pesadilla. En realidad desde aquí, nada se puede Ver y Estimar. Pero si comparo las obras Zambombas, a las otras que promueven mis queridos discípulos, los Zambombas son unos porongas de la tribu de los artistongas.” Jorge Romero Brest. Nota del editor: La valiosa colaboración del finado esteta fue lograda mediante técnicas de espiritismo desarrolladas en el Instituto de Rayos Catódicos de la Provincia de Buenos Aires. 
Alfredo Benavidez Bedoya nació en Florida, provincia de Buenos Aires a unos cientos de metros de donde vive hoy en día y donde está dispuesto a quedarse hasta el morir, para salir del mundo casi en el lugar donde casualmente entrara.
Como muestra la fotografía posee un físico exhuberante, pero dejando de lado sus capacidades atléticas se inició en la escultura para derivar en la pintura y terminar en el grabado, también estudió Historia del Arte y fue Profesor, Rector y Director. Un garca total, hasta escribe incluso. La parodia, la tragedia, la comedia y sus enlaces con los parientes cercanos: el sarcasmo, la ironía, el ridículo, el grotesco, lo erótico, lo absurdo o lo inesperado, son todas ellas las pulsiones energizantes de este decadente bonaerense.
Además de muchos grabados, produce dibujos, acuarelas, cerámicas y objetos. Y todo lo hace con sus viejas manitas. 
Fermín Eguía nació en 1942 en la vasta Patagonia en plena fiebre del oro negro. De Comodoro Rivadavia emigró a Buenos Aires, de allí al Tigre y de allí otra vez a Buenos Aires. Va migrando como esas moscas narigonas que hace, olfateando donde anidar para mejor inventar maravillas.
Como tomos de una enciclopedia psicodélica se derraman series como la del pintor y sus temblorosas vicisitudes, la serie del Tigre fantástico con la lancha colectiva iluminando la noche, sus personajes chinos o extraterrestres, la pesadilla política o la pesadilla a secas. Todo, muy bien pintado. A secas no, a la acuarela, a la aguada. A que no se animan a mandarse alla prima sin red sobre papel de acuarela, sin arrepentimiento posible? Sólo la mosca narigona lo hace con arte.
Carlos Masoch, pintor desde siempre, lengua larga en la radiofonía desde siempre, actor extremo en la cinematografía. Nacido en Buenos Aires hace sesenta años, es el más pequeñín de los Zambombas.
Sus pinturas son casi todas inaugurales hacia lugares desconocidos, donde viven personajes y pasan cosas, que no conoceríamos a no ser por Masoch, que abre esas puertitas que son sus pinturas y provoca la inauguración, de un lugar a estrenar. Un lugar donde los símbolos consagrados, los misterios invocados, la tradición que no cierra, los papeles trastocados de personajes equívocos y todo lo demás, se fueron en grupo a bailar una cumbia milonguera, o como se llame lo que uno baila cuando se mezcla tanto aperitivo.
Prólogo y semblanzas: Alfredo Benavidez Bedoya.