La galería Buenos Aires Fine Arts
Rubín
elige representar el barroco incorporando colores saturados que
colaboran con la representación de su universo: curvaturas y redondeces
que se repiten al infinito y retablos que escapaban a la mirada del
censor. Expresa una continuidad de figuras, de lugares no-lugares y de
pequeños objetos que configuran una narración.
Conforma un mundo
original colmado de monstruos y figuras imaginadas como si se estuviera
frente al descubrimiento de un cosmos. Un mundo que se escapa del miedo a
lo des conocido gracias a la exposición que hace Rubín de él, de este
despliegue espectacular del ritmo, de la repetición, de la desmesura en
su obra que si rememora el pasado remoto habla también de un futuro
fantástico y de ficción, pero no por ello menos verosímil.
