Verónica Romano presenta la intervención “La estatua casera” en la salitas del espacio de arte de la Fundación OSDE. La arquitectura del espacio funciona -según la artista- como una cápsula dentro del edificio central, con una planta simétrica donde proliferan las curvas y ciertos elementos arquitectónicos que se conjugan y componen un ámbito señorial. Es, para ella, un espacio donde el tiempo se detuvo y reaparece la impronta de “la casa”.
Romano explora la escultura como presencia. Piezas blancas, fragmentos, cortes, distorsionan la forma que oscila entre la identificación y la extrañeza. El fragmento, la parte, aparecen reiteradamente en su obra.
En palabras de la artista “en ‘la estatua casera’, podemos pensar que las esculturas vuelven a ingresar en ‘la casa’ después de un largo viaje.
Pero la casa ya no es tal y las esculturas ya no son los potiches y estatuas que buscan adornarla.
Las esculturas se transformaron. La materialidad muta y se fragmenta. Las superficies se expanden, se cubren, se destapan, brillan y reflejan.
El espacio ganó espesor, en sus silencios se intuye lo que guarda en infinitas capas.
Las presencias y el espacio se rozan, se distancian y, en un destello fugaz, recuerdan...”.
Se puede visitar hasta el 23 de julio, de lunes a sábados de 12 a 20 hs. con entrada libre y gratuita en Suipacha 658, Buenos Aires, Argentina.
Romano explora la escultura como presencia. Piezas blancas, fragmentos, cortes, distorsionan la forma que oscila entre la identificación y la extrañeza. El fragmento, la parte, aparecen reiteradamente en su obra.
En palabras de la artista “en ‘la estatua casera’, podemos pensar que las esculturas vuelven a ingresar en ‘la casa’ después de un largo viaje.
Pero la casa ya no es tal y las esculturas ya no son los potiches y estatuas que buscan adornarla.
Las esculturas se transformaron. La materialidad muta y se fragmenta. Las superficies se expanden, se cubren, se destapan, brillan y reflejan.
El espacio ganó espesor, en sus silencios se intuye lo que guarda en infinitas capas.
Las presencias y el espacio se rozan, se distancian y, en un destello fugaz, recuerdan...”.
Se puede visitar hasta el 23 de julio, de lunes a sábados de 12 a 20 hs. con entrada libre y gratuita en Suipacha 658, Buenos Aires, Argentina.