La artista Julieta Barderi estará presentando la segunda muestra del año de esta singular galería ubicada en San Isidro. Luego la seguirán Istvansch, Mariana Villafañe, Paula Otegui, Guillermo Roux, Miguel D Arienzo y Julio Fierro.
Dice el curador Daniel García:
“La superficie de los cuadros de Julieta Barderi está compuesta por una serie de estratos, de capas traslúcidas. Si, por un lado, hay en ellos un aplanamiento del espacio representado, por el otro encontramos un engrosamiento de la superficie de representación. Un verdadero palimpsesto de signos pictóricos, como huellas en una tableta de arcilla. Todos sus cuadros muestran los vestigios de numerosos pentimenti.
Los ‘arrepentimientos’ no solo generan una textura estéticamente atractiva, sino que reverberan en una práctica que provee de nombre a estos cuadros. Todas las pinturas de esta exhibición están designadas por un mismo título genérico: La cabra. Esta es una antigua tortura, conocida al menos desde la edad media y empleada, se dice, por la Inquisición. Es un método doméstico, lento, y muy simple, pero muy cruel. El condenado es inmovilizado mediante la sujeción a un cepo y sus pies son untados con sal o con sebo. Una cabra comienza a lamer la planta de los pies produciendo primero insoportables cosquillas que se transforman en dolor cuando la continuada acción de la lengua áspera del animal comienza a desollarlos, dejándolos en carne viva y llegando a veces hasta el hueso.
Si lo pensamos, “La cabra” es un procedimiento de tortura que podríamos denominar “de superficie” y que sigue un proceso inverso al método pictórico de Julieta, en lugar de una acumulación de capas de pintura, aquí tenemos la remoción de las sucesivas capas de piel y músculo.
En los cuadros vemos gente de rodillas, otros encapuchados. Cabezas que ruedan, muchos pies, también muebles, o parte de ellos, que parecen estar desplegados sobre el plano, como mostrando las distintas vistas según el sistema Monge. Nada es estable, todo fluye. También los colores se mezclan unos con otros, concentrándose solo en algunos lugares, momentáneamente contenidos por el dibujo, que actúa como un efímero dique. El cuadro se comporta como una materia líquida e informe que de pronto coagula para dejar aflorar una imagen que sabemos inestable, pronta a diluirse nuevamente en la masa.
¿Será tal vez en ese fluir constante, en ese emerger de figuras flotando en lo informe, en ese cambio en la viscosidad que hace que lo que parece sólido sea en realidad inasible, donde radica el atractivo de las obras de Barderi? Hay algo en ello de espejismo fascinante, como aquél que engañó a Narciso. Solo que esta aguas no son límpidas sino turbias y densas, con la viscosidad de la historia. Una sombra extraña se agita como una bestia inquieta en el fondo. Tal vez, si nos adentramos en ellas, descubramos que esa bestia es uno mismo.”
La muestra se puede visitar de martes a sábados de 13 a 19 hs. y domingos de 15 a 18 hs. en Av. Libertador 14354, Martínez - San Isidro, Buenos Aires.