El Museo Eduardo Sívori está presentando la exposición "Aranovich en el Sívori. Antología de obras 1984-2014", hasta el 17 de agosto de 2014.
Con una presencia constante en la escena artística, la producción de Claudia Aranovich luce sólida y homogénea en una interesante interacción entre lenguaje formal y contemporáneo, entre la abstracción y la pura expresión.
Esta muestra constituye una mirada retrospectiva que incluye esculturas, instalaciones, relieves, objetos lumínicos y una videoinstalación. La exhibición recorre los puntos de inflexión de la carrera artística de Aranovich y reúne piezas significativas de distintas épocas, obras paradigmáticas que representan distintos momentos.
Claudia Aranovich con la obra "Raíces en el Mar de los Recuerdos", de 1994, resina poliéster, raices, fotocopias, fibras |
Aranovich, ganadora del Primer Premio de Escultura en el Salón de Artes Plásticas “Manuel Belgrano” 2012, utiliza el juego entre lo natural y lo artificial, creando una obra rica y diversa con apelaciones a la memoria en las que destaca el uso de resinas transparentes en combinación con maderas, metales y otros materiales a los que confiere una impronta orgánica.
“Conos y esferas, figuras geométricas que aluden a nuestra situación geográfica, elementos rituales y simbólicos, las tramas que forman la memoria, la nostalgia, son algunos de sus temas recurrentes”, señala Patricia Rizzo.
Impulsos vitales, 2009, resina y vidrio. Segundo Premio Salón Manuel Belgrano |
La muestra se da en el marco del lanzamiento del libro de la artista –de cuidada edición bajo el sello de Mecenazgo– prologado por las críticas de arte Elena Oliveras y Nelly Perazzo.
“La materia tiene en Claudia Aranovich un efecto de seducción. A lo largo de más de treinta años se ha sentido motivada por sus transmutaciones, su contenido mágico, su ‘memoria’. Los requerimientos de la materia conducen el trabajo manual. No hay manipulación sino respetuoso juego, cuerpo a cuerpo, con los elementos en el que se reaviva una familiaridad ancestral, ligada a lo cultual.
Raíces, semillas, brotes, caparazones, conchas marinas, fósiles, plumas, ramas, musgos y piedras dialogan con materiales industriales como yeso, vidrio, fibra de vidrio, cemento, resina poliéster, acrílico, gasa, papel o leds. Los opuestos se vuelven complementarios. Cada uno resaltará la presencia del otro.
Asimismo, en el juego de opuestos se confronta la forma natural con otras que surgen de un imaginario abstracto (conos y esferas). Lo orgánico -manifestado en bellezas libres, espontáneas, impredecibles- irrumpe en la artificialidad rigurosa de la figura geométrica para transfigurarla y a la inversa.
Marea Alta, 2013, en colaboración con Margarita Bali (video danza) y Gabriel Gendin (sonido) Parte de la videoinstalación que fuera exhibida en Noviembre electrónico del CCGSM |
En su conjunto, la producción de Aranovich promueve una interpretación simbólica. Su centro es lo humano. Así, tanto la forma del caparazón como la de la semilla connotan matriz del cuerpo femenino, órgano que eclosiona como receptor de vida ligado a la sexualidad. La voluntad ‘arqueológica’ de la artista devela pacientemente, capa por capa, lo que en la superficie no vemos. Es preciso traspasar veladuras y opacidades para iluminar restos de la memoria individual y colectiva, como si una maraña de productos naturales aglutinados por la resina poliéster y flotando en un mar de líquido amniótico nos provocaran a desocultar el misterioso contenido. La naturaleza (de lo que somos parte) ‘habla’ y hoy más que nunca reclama ser escuchada.” expresa Elena Oliveras en el texto que acompaña la exhibición.
La exposición se puede visitar de martes a viernes de 12 a 20 hs. y sábados, domingos y feriados de 10 a 20 hs. en Av. Infanta Isabel 555, frente al puente del Rosedal de Palermo, Buenos Aires, Argentina.