15 de septiembre de 2008

Brillos y Dolores de León Ferrari

Galería Arcimboldo, ubicada en Reconquista 761 PA, está presentando la muestra "Brillos y Dolores" de León Ferrari, con la curaduría de Andrea Wain, hasta el 27 de septiembre.
Brillos
Las esculturas en alambre en los trabajos de Ferrari datan de varias décadas atrás. Acero inoxidable, plata, bronce, trabajando con líneas rectas y curvas, en ocasiones incrustando el metal en pedestales reforzando una lectura vertical, y en otras, concibiéndolas gravitando en el espacio, como en esta muestra, donde se exhibe un conjunto de esculturas de diversos tamaños realizadas con alambre y engarzando en sus extremidades acrílicos con formas de caireles. Los alambres fueron retorcidos en un gesto continuo para configurar una morfología de contornos irregulares que se presenta suspendida en el aire, con la transparencia colorida de los brillos en sus límites.
Dolores
Los infiernos son dolores. Aquellos suplicios de los condenados descriptos en el evangelio son verdaderos dolores.
Muñecos de yeso y plástico representando Cristos, santos y vírgenes, son sometidos a elementos de tortura domésticos: sartenes, rayadores y cacerolas, entre otros, forman parte de los martirios que continúan la serie Ideas para infiernos.
Ferrari en estas obras sustituye con ironía el castigo eterno destinado a nuestros semejantes, enfocándolo hacia aquellos que difundieron que las almas de los muertos en pecado mortal serán torturadas en el infierno.
Transitando de un espacio a otro, se pasa de un ambiente más sutil y confortable a otro más crítico, apocalíptico.
Al ver esta serie de objetos, predomina la sensación de que fueron realizados en un acto lúdico, por la creatividad, por el sentido del humor, por la libertad. Pero esas ocurrencias, también pueden ser vistas como un mecanismo de descarga, como una necesidad catártica de denuncia ante cierta impotencia frente al arraigado paradigma occidental y cristiano de crueldad, crimen, tortura y violencia.
Esa faceta de Ferrari, la imagino también al retorcer los alambres, enredarlos y anudarlos, creando objetos que toman un camino más ligado al placer estético, sin ninguna relación icónica particular, pero con la capacidad para crear belleza con una notable sensibilidad.
Andrea Wain