La muestra inaugura el 5 de agosto a las 19 hs. y permanecerá en exhibición hasta el 4 de setiembre. Se puede visitar de lunes a viernes de 15 a 20 hs. en Rocamora 4555, Buenos Aires.
“El viaje, en sus disímiles acepciones, activa una nueva cartografía emocional que tolera un dislocamiento en la percepción, una extrañeza que configura una nueva topología donde los sentidos se anudan de manera diferente a lo cotidiano. Instala una condición de extranjeridad, con sus declinaciones en lo extra-ordinario, que sólo es suficiente si se sitúa una percepción disímil dentro del usual horizonte de expectativas.
Así, la experiencia de ser extranjero acepta la duda sobre lo dado, sobre las certezas, y se reconcilia con la contingencia que surge de un desajuste. Habilita un acomodo de la identidad en la que tradicionalmente nos reconocemos para reconfigurarse en una extranjería situacional, en una transición con implicancias diversas. Eres polvo, exposición de Elena Losón, da a ver piezas que se inmiscuyen sobre los tópicos de la ocupación, desocupación y reocupación vinculada a esta noción, como también a las negociaciones inherentes a la instancia de desapego en donde la percepción habitual pareciera, aunque sea por unos segundos y una eternidad, quedar en suspenso y la sugestión hacerse presente
Eres polvo, entonces, muestra trabajos en dibujo que representan animales de juguete, productos serializados y de consumo masivo, en tránsito. Cebras, hipopótamos, elefantes, gorilas, camellos. Vistos de frente, de perfil, cenitalmente, por debajo… Aquí no hay particularidades, sino sólo representación de tipos, de animales ajenos a nuestra cotidianidad que sólo podríamos ver representados o en un zoológico en cautiverio.
Y alces. El animal que escapa a este conjunto de reconocimiento de delimitación geográfica precisa, con todos los componentes y matices de abstracción, fantasía e imaginación que alberga África como continente. ¿Qué hace un alce aquí? Opera como símbolo de las operatorias implementadas. Es el extranjero entre los extranjeros, la punta de la cual tirar para desanudar este meollo.
Losón trabaja con grafito. Con este material marca la línea y, también, cubre superficies. En todos los casos, no busca una representación ilusionista, pero si verosímil, y así señala la bidimensionalidad del soporte y las operatorias que implementa. La proporción entre su tamaño y los motivos estructuran narrativas en donde el tránsito o el agobio se muestran en dos zonas precisas: en una impera el color; en la otra, el blanco y negro. A su vez, opera con el residuo del proceso de constitución de una obra y lo reutiliza como huella de procedimiento y, también, como asunto. Muestra restos de las operatorias de las que se vale y es aquí donde, nuevamente, posibilita la apertura hacia la noción de extranjeridad. Al dar a ver el desecho, nos señala las cualidades poéticas que poseen y, en una dinámica tautológica, refracta en la sorpresa que la mirada encuentra en éstos. Y es aquí, entonces, donde la extranjeridad convive con nosotros diariamente.” Sebastián Vidal Mackinson, Buenos Aires, julio 2015.
Así, la experiencia de ser extranjero acepta la duda sobre lo dado, sobre las certezas, y se reconcilia con la contingencia que surge de un desajuste. Habilita un acomodo de la identidad en la que tradicionalmente nos reconocemos para reconfigurarse en una extranjería situacional, en una transición con implicancias diversas. Eres polvo, exposición de Elena Losón, da a ver piezas que se inmiscuyen sobre los tópicos de la ocupación, desocupación y reocupación vinculada a esta noción, como también a las negociaciones inherentes a la instancia de desapego en donde la percepción habitual pareciera, aunque sea por unos segundos y una eternidad, quedar en suspenso y la sugestión hacerse presente
Eres polvo, entonces, muestra trabajos en dibujo que representan animales de juguete, productos serializados y de consumo masivo, en tránsito. Cebras, hipopótamos, elefantes, gorilas, camellos. Vistos de frente, de perfil, cenitalmente, por debajo… Aquí no hay particularidades, sino sólo representación de tipos, de animales ajenos a nuestra cotidianidad que sólo podríamos ver representados o en un zoológico en cautiverio.
Y alces. El animal que escapa a este conjunto de reconocimiento de delimitación geográfica precisa, con todos los componentes y matices de abstracción, fantasía e imaginación que alberga África como continente. ¿Qué hace un alce aquí? Opera como símbolo de las operatorias implementadas. Es el extranjero entre los extranjeros, la punta de la cual tirar para desanudar este meollo.
Losón trabaja con grafito. Con este material marca la línea y, también, cubre superficies. En todos los casos, no busca una representación ilusionista, pero si verosímil, y así señala la bidimensionalidad del soporte y las operatorias que implementa. La proporción entre su tamaño y los motivos estructuran narrativas en donde el tránsito o el agobio se muestran en dos zonas precisas: en una impera el color; en la otra, el blanco y negro. A su vez, opera con el residuo del proceso de constitución de una obra y lo reutiliza como huella de procedimiento y, también, como asunto. Muestra restos de las operatorias de las que se vale y es aquí donde, nuevamente, posibilita la apertura hacia la noción de extranjeridad. Al dar a ver el desecho, nos señala las cualidades poéticas que poseen y, en una dinámica tautológica, refracta en la sorpresa que la mirada encuentra en éstos. Y es aquí, entonces, donde la extranjeridad convive con nosotros diariamente.” Sebastián Vidal Mackinson, Buenos Aires, julio 2015.