Fumio Itai nació en Saganoseki, ciudad de Oita, en Japòn. En la academia de Bellas Artes de Brera, estudió pintura y escultura. Durante 30 años desarrolló su actividad de escultor en Italia y España.
Fumio Itai cita como sus maestros a Giancarlo Marchese, discípulo de Marino Marini del que también Azuma fue alumno. En esta red artística Itai toma contacto con Azuma, Toyofuku y Nagasawa y en esta común cercanía se enriqueció interactuando la sensibilidad japonesa con la aguda percepción del arte italiano. Otro maestro de pintura de Itai fue Luciano Fabro. El cruce con estos y otros artistas, con sensibilidades parecidas o diferentes crearon el clima y el intercambio necesario para su trabajo plástico.
El movimiento renovador, a finales de los 60, conocido como “Arte Povera”, del cual Fabro ha sido un exponente, también tuvo lugar allí. Sin duda, asociar a Itai con los exponentes de Arte Povera, por la utilización de materiales no tan reconocidos y prestigiosos por su papel en la escultura como el mármol, permite seguir su camino cuando se ve la unión de otra materia y otros elementos para la ejecución de sus esculturas, maquetas e instalaciones.
Es en ese quehacer donde comenzó a aparecer el espacio, lo bidimensional y tridimensional, elementos constitutivos de su arte, alertando al receptor acerca del espacio y el tiempo. El momento presente, la vida tal cual aparece ante nuestros ojos forma parte de su obra. La sensibilidad oriental se yuxtapone a la percepción occidental. La combinación de diversos elementos en la obra de ITAI: antes bronce, piedra, luego ramas y siempre el horizonte, el panorama abierto que enriquece y crece en su obra, sin fusionarse jamás. Esta yuxtaposición armoniosa se descubre en las acuarelas que se presentan en “El reflejo de la luz bajo el agua del mar”.
Sus comienzos escultóricos, su estilo transformado en otra escala con otro material y en la bidimensión no niegan su búsqueda anterior con el espacio y el tiempo. La pintura y el dibujo dan cuenta de su trabajo con la luz y la sombra. Si la sensibilidad occidental tiene voluntad de transparencia, en la sensibilidad oriental es la sutileza donde debemos descubrir lo oculto. Fumio Itai trabajó y trabaja estas dos sensibilidades en un proceso continuo para que el observador perciba como si se tratara ahora y aquí, de un reflejo bajo el agua, de la naturaleza y de la vida, tal cual transcurre ante nuestros ojos.
La exposición puede visitarse hasta el 12 de junio de lunes a viernes, de 13 a 19 hs. y los sábados de 9 a 13 hs. en Cuba 1930, Belgrano, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.