19 de noviembre de 2014

Se inauguró la muestra "Insólito" del artista francés Mauro Corda en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori


Lévitación - Aluminio, inox, 2012
Esta singular muestra del escultor francés Mauro Corda reúne trabajos inusuales que, lejos de los usos convencionales, invitan a pensar en lo absurdo y lo grotesco, en la vida y la muerte y fundamentalmente en lo “diferente”. La obra de Corda se rebela contra la vulgaridad de una sociedad que estandariza y formatea nuestras percepciones. Con impertinencia y gran sensibilidad, el artista subraya las cuestiones más trascendentes de este siglo: identidades, cambios ambientales, epidemias y plagas, innovaciones científicas y genéticas, entre muchas otras. Sensible al color, Mauro Corda despliega en una variedad de tintes proporcionados por las pátinas y materiales como el cromo, plata, hierro, bronce, aluminio y resina, entre otros, otorgándoles a las composiciones un carácter simbólico y expresivo. Así, las obras toman otras dimensiones en el espacio: envuelven, repelen, se achican, se distorsionan y asimismo proyectan sensaciones, recuerdos y estremecimientos.
VIH – bronce, plexiglás, 2012
A partir de su formación clásica, en las creaciones de Corda confluyen diferentes estéticas como el simbolismo, el surrealismo y el naturalismo en conexión con el contexto del mundo actual. Así, con una obra lúcida, sutil y a veces inquietante reflexiona sobre los grandes temas de nuestro tiempo, ya sea la identidad, el medio ambiente, la genética, las principales plagas epidémicas y el progreso de la ciencia.
Mauro Corda, Hernán Lombardi y Graciela Limardo
La producción de Corda “propone una trama de visibilidades en la que confluyen la tradición clásica de la escultura modelada y una reflexión contemporánea sobre la condición humana. Esa tensión que lo habita, perturba la mirada ‘normalizada’ que espera cuerpos ideales y encuentra cuerpos incorrectos, inauditos, insólitos. Al sentirse extrañada se descubre impropia y soberbia. Del otro lado de las apariencias culturales, desbordan los miedos reprimidos, la pulsión de muerte y una sospechosa humanidad. El canon de Vitrubio establecía una proporción correcta y una simetría vista como correspondencia entre las partes y el todo. Las figuras humanas escindidas de Corda vuelven sobre esa idea reguladora para hablar de sexualidades en tránsito, como pasaje de un cuerpo a otro. Desajustes que se alzan contra los regímenes que las construyen como normales o anormales", destaca Graciela Limardo, jefa de Museografía y Curaduría del Museo Sívori.
Faquir - bronce, acero inoxidable, 2013
Corda “es visceralmente escultor. En él prima la calidad del oficio, el trabajo recoleto del taller, la reflexión aguda en cada una de sus piezas. Por lo tanto, no es un dato menor la manera en que pone de manifiesto sus convicciones. Para ello apela a la concepción de sus figuras dentro de la tradición clásica, apolínea y de carácter armónico, que es resignificada a través de los recursos que el arte contemporáneo le provee”, señala Silvia Marrube, responsable del Area de Investigación y Archivo del Museo Sívori. 
Bebé - resina, aluminio, 2013
“Observar las esculturas de Mauro Corda es en primer lugar ser golpeado por una exigencia formal excepcional”, sostiene Georges Vigarello, miembro del Instituto Universitario de Francia. “El cuerpo es su tierra. La agudeza de la mirada su herramienta. Sabe revelar la intensidad, la fuerza mágica del físico, sin olvidar sus desgracias, sus fallas, sus vulnerabilidades. (…) La figura animal también es ampliamente explorada. El animal no está ‘contado’ como podría estarlo en el caso de algún mal escultor figurativo. (…) No está detallado, como podría estarlo por una narración de circunstancias o de eventos. Está ‘atravesado’. ‘Dice’ por cierto más de lo que está dicho. Un solo vector permanece, a exclusión de todos los demás: el impulso, la velocidad pura y concentrada. Un principio universal se impone con él alcanzando el proyecto de los más grandes: la figura símbolo, inmediatamente expresiva, inmediatamente transmisible, expresando en su condensación misma lo que cada uno puede sentir. El ejemplo es central, revelando el universo de Corda, sugiriendo su total originalidad: formas sin duda, curvas también, magníficas, volúmenes densos, perfectamente combinados, pero una mayor tensión aún, una oscura intensidad, una convergencia dinámica corriendo de un lugar a otro de la obra, sosteniendo las partes en conjunto, animándolas, habitándolas, hasta hacerlas vibrar para librar mejor su verdad”.
Mauro Corda
Mauro Corda nació en 1960 en Lourdes, Francia. Inició su formación artística en la adolescencia, en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal. Luego cursó estudios en la École des Beaux-Arts de Reims (1976 -79) con orientación en escultura y, ya en París, en la École des Beaux Arts (1981-85), donde obtuvo una beca que le permitió realizar algunos trabajos escultóricos e incluso retratos y establece un acercamiento con el escultor y miembro del jurado Jean Cardot, quien le abrió las puertas de su taller y lo apadrinó. En 1987 se instaló en Madrid, donde recibió la beca de la Casa Velázquez. En 1988 Regresó a París, donde continúa trabajando actualmente.
Contorsionista en jaula - bronce, niquelado, acero inoxidable
Ha recibido importantes premios: 2010, Chevalier des Arts et des Lettres; 1992, Prix Fondation Princesse Grace de Monte-Carlo; 1989, Prix de Dessin Charles Malfray; 1985-1987, Lauréat du Concours de la Casa Velázquez, Madrid; 1985, Prix Paul Belmondo; 1983, Prix de Portrait Paul-Louis Weiller, entre otros. Como artista de la Opera Gallery ha participado en numerosas muestras colectivas e individuales en París, Reims, Chambéry, Lourdes, Venecia, La Haya, Miami, Nueva York. Singapur, Hog Kong, Seúl, Shanghai, Ginebra, Beirut, Londres, Monáco y Barcelona. 
Andrógino - resina policromada
Es importante señalar que esta exposición no hubiera sido posible sin el esfuerzo económico del mismo Mauro Corda, la Asociación de Amigos del Museo y del Ministerio de Cultura a través de la Dirección General de Museos.
"Insólito" puede visitarse hasta el 1º de marzo de 2015, de martes a viernes de 12 a 20 hs. y sábados, domingos y feriados de 10 a 20 hs. en Av. Infanta Isabel 555, frente al puente del Rosedal de Palermo.