Hasta el 10 de junio se exhibe en la galería Rolf Art “1968: El fuego de las ideas”, una exposición del artista argentino Marcelo Brodsky con texto curatorial de Anne Tucker.
La exposición se puede visitar de lunes a viernes de 11 a 20 horas con entrada libre y gratuita, en Posadas 1583, PB "A", Buenos Aires, Argentina.
Esta muestra representa el punto de llegada a nuestro país, luego de su itinerancia por Boston y Nueva York, de un conjunto de imágenes de archivo de diferentes manifestaciones públicas y políticas que tuvieron lugar en el año 1968, de diferentes focos de conflicto que marcaron el devenir y se constituyeron como puntos de inflexión de la historia. Sobre este material de archivo el artista interviene las imágenes releyendo y sobreescribiendo, con su propia caligrafía, frases emblemáticas propias de cada lugar y en su propia lengua que reactualiza en el conjunto tejiendo un campo de sentido.
Estas fotografías alteradas son a su vez, en el espacio, conectadas por marcas e inscripciones construyendo así una red, una cartografía política. En este gesto de actualización del suceso histórico, en un proceso de reformulación de materiales
visuales existentes, Brodsky se apropia de ellos para presionar el pasado contra el presente ofreciendo al espectador la oportunidad para identificarse y conmoverse, permitiendo la comprensión de sucesos lejanos y la reactivación de la memoria. Su intervención actúa como Zeitgeist y se resuelve en una instalación comprendida por imágenes, piezas sonoras y marcas en los muros.
“1968: El fuego de las ideas” ofrece una narrativa subjetiva en la que la fotografía actúa como memoria.
La exposición se puede visitar de lunes a viernes de 11 a 20 horas con entrada libre y gratuita, en Posadas 1583, PB "A", Buenos Aires, Argentina.
Esta muestra representa el punto de llegada a nuestro país, luego de su itinerancia por Boston y Nueva York, de un conjunto de imágenes de archivo de diferentes manifestaciones públicas y políticas que tuvieron lugar en el año 1968, de diferentes focos de conflicto que marcaron el devenir y se constituyeron como puntos de inflexión de la historia. Sobre este material de archivo el artista interviene las imágenes releyendo y sobreescribiendo, con su propia caligrafía, frases emblemáticas propias de cada lugar y en su propia lengua que reactualiza en el conjunto tejiendo un campo de sentido.
Estas fotografías alteradas son a su vez, en el espacio, conectadas por marcas e inscripciones construyendo así una red, una cartografía política. En este gesto de actualización del suceso histórico, en un proceso de reformulación de materiales
visuales existentes, Brodsky se apropia de ellos para presionar el pasado contra el presente ofreciendo al espectador la oportunidad para identificarse y conmoverse, permitiendo la comprensión de sucesos lejanos y la reactivación de la memoria. Su intervención actúa como Zeitgeist y se resuelve en una instalación comprendida por imágenes, piezas sonoras y marcas en los muros.
“1968: El fuego de las ideas” ofrece una narrativa subjetiva en la que la fotografía actúa como memoria.