Melisa Scisciani y Claudio Pascale inauguran la muestra "Devenir casa" en La sala de tomas -Chile 1151- el viernes 8 de octubre a las 19.3o hs.
La casa como contenido y continente: tesoro y cofre a la vez.
“…casas encimadas, negras, grises, rojas, blancas, orientadas hacia todas las direcciones, sin alineación ni simetría, como un montón de caracoles y piedras arrastrados hacia la costa por el oleaje” – de Memorias de un loco -
Así describe Flaubert un paisaje con casas y allí encuentro un núcleo para el proceso del trabajo.
Por un lado, un montoncito de casas, separadas del resto, conteniendo en sí mismas una suerte de misterio: una escalera imposible, un pequeño lugar (llamémosle “ático”), tal vez una puerta pero siempre una ventana… sobre todo un espacio por descubrir.
Por el otro, un juego constante de líneas múltiples, azarosas, que inevitablemente construirán casas, moradas de los sueños, espacios para habitar/espacios habitados.
¿Quién ocupará esos espacios?
¿Quién subirá las escaleras sin detenerse?
¿Quién quiere saber si existe un adentro?
¿Quién solo pasará de largo?
Melisa Scisciani
¿Quién se animará a llevar su casa a cuestas?
¿Quién edificará la arquitectura de la memoria?
¿Quién se albergará en los espacios desocupados?
¿Quién mantendrá las ventanas cerradas?
Escribió Roberto Juarroz: “Las ruinas de la casa del hombre, las únicas ruinas que no son una derrota”
Porque evoco a los hombres, porque en esas ruinas se encuentra su huella; desde esa huella propongo una reconstrucción para su memoria. Los escombros como materia tangible del pasado; el ensamble como juego donde lo desechado renace con nuevo fulgor.
¿Cómo conservar ese fulgor? Es otra de las preguntas que me hago, e intento enfrascarla para atrapar alguna respuesta, enseguida me arrepiento y dejo una hendija abierta, pues las respuestas son tantas que será tarea de muchos descifrarlas…
Así, las emociones se transforman en interrogantes, los interrogantes en posibles soluciones, las posibles soluciones se materializan y adquieren una forma; la forma de una casa en su constante devenir.
Claudio Pascale
La casa como contenido y continente: tesoro y cofre a la vez.“…casas encimadas, negras, grises, rojas, blancas, orientadas hacia todas las direcciones, sin alineación ni simetría, como un montón de caracoles y piedras arrastrados hacia la costa por el oleaje” – de Memorias de un loco -
Así describe Flaubert un paisaje con casas y allí encuentro un núcleo para el proceso del trabajo.
Por un lado, un montoncito de casas, separadas del resto, conteniendo en sí mismas una suerte de misterio: una escalera imposible, un pequeño lugar (llamémosle “ático”), tal vez una puerta pero siempre una ventana… sobre todo un espacio por descubrir.
Por el otro, un juego constante de líneas múltiples, azarosas, que inevitablemente construirán casas, moradas de los sueños, espacios para habitar/espacios habitados.
¿Quién ocupará esos espacios?
¿Quién subirá las escaleras sin detenerse?
¿Quién quiere saber si existe un adentro?
¿Quién solo pasará de largo?
Melisa Scisciani
¿Quién se animará a llevar su casa a cuestas?
¿Quién edificará la arquitectura de la memoria?
¿Quién se albergará en los espacios desocupados?
¿Quién mantendrá las ventanas cerradas?
Escribió Roberto Juarroz: “Las ruinas de la casa del hombre, las únicas ruinas que no son una derrota”
Porque evoco a los hombres, porque en esas ruinas se encuentra su huella; desde esa huella propongo una reconstrucción para su memoria. Los escombros como materia tangible del pasado; el ensamble como juego donde lo desechado renace con nuevo fulgor.
¿Cómo conservar ese fulgor? Es otra de las preguntas que me hago, e intento enfrascarla para atrapar alguna respuesta, enseguida me arrepiento y dejo una hendija abierta, pues las respuestas son tantas que será tarea de muchos descifrarlas…
Así, las emociones se transforman en interrogantes, los interrogantes en posibles soluciones, las posibles soluciones se materializan y adquieren una forma; la forma de una casa en su constante devenir.
Claudio Pascale
