La exposición reúne una selección sus trabajos de los últimos tres años que incluye pinturas, dibujos y acuarelas.
“El calor de la tierra
Se tarda años en llegar allí. Se necesita tiempo acumulado de plegarias para tocar el calor de la tierra con un solo gesto. En ese lugar, donde no hay sol ni noche y la cronología de los cuerpos anula el tiempo de los que respiran, los sueños guarecen los ritos del pueblo.
En los confines de los cantos, cada elemento es un nombre que espera ser pronunciado con justicia; un dios trae una manera de resolver el mundo, trae una dosis de sí al mundo para que la realidad sea una señal de promesa. Se dice que en el calor de la tierra somos santos y demonios para adorar y ser adorados. Diego Perrotta lo sabe, por eso, insiste. El barroco urbano, la violencia callejera, la cábala y el azar; el credo que profesan los dioses, las vejaciones y - por qué no- la esperanza por encima de todo, guardan aquello que late con deseos de vida y de muerte. La religión, el sexo, lo mágico, la imaginería popular tejen así un relato en complicidad con el bien y el mal” escribe Luz Marchio.
“La serie de obras desnudan mis obsesiones temáticas, como la muerte, la religiosidad, el sexo, el barroco urbano, los estados alquímicos indagando aspectos místicos, esotéricos y el imaginario mágico latinoamericano. De alguna manera, mi obra tiende a conversar, no es un tipo de arte hermético. Tiene un clima narrativo, una mezcla de aromas a relatos y cuentos. El hombre acechado por la muerte y el diablo, figuras icónicas representativas del mal, generan esta Encrucijada y ejercen sus oficios implacables sobre nuestra sociedad”, explica Perrota sobre la muestra.
Se tarda años en llegar allí. Se necesita tiempo acumulado de plegarias para tocar el calor de la tierra con un solo gesto. En ese lugar, donde no hay sol ni noche y la cronología de los cuerpos anula el tiempo de los que respiran, los sueños guarecen los ritos del pueblo.
En los confines de los cantos, cada elemento es un nombre que espera ser pronunciado con justicia; un dios trae una manera de resolver el mundo, trae una dosis de sí al mundo para que la realidad sea una señal de promesa. Se dice que en el calor de la tierra somos santos y demonios para adorar y ser adorados. Diego Perrotta lo sabe, por eso, insiste. El barroco urbano, la violencia callejera, la cábala y el azar; el credo que profesan los dioses, las vejaciones y - por qué no- la esperanza por encima de todo, guardan aquello que late con deseos de vida y de muerte. La religión, el sexo, lo mágico, la imaginería popular tejen así un relato en complicidad con el bien y el mal” escribe Luz Marchio.
Diego Perrotta nació el 15 de febrero 1973, Buenos Aires, Argentina. Artista autodidacta. Estudió pintura con Héctor Tessarolo y dibujo Carlos Tessarolo, (1990-1992). Realizó el taller de caligrafía, Marina Soria-Calígrafos del Sur (2002) y el taller de cerámica, Gunga Bourbote (2003-2006).
Ha realizado gran cantidad de exposiciones individuales y participado de exposiciones colectivas y salones, obteniendo numerosos premios y distinciones, destacándose: Primer Premio Estímulo Pintura, Banco Provincia de Buenos Aires (2000); Primer Premio Pintura, Salón Fundación Deloitte (2005); Primer Premio Pintura Joven Artista, Salón Nacional Banco Central; Segundo Premio Pintura, Salón Quinquela Martín y Primer Premio. Salón Nacional de Dibujo (los tres en 2007); Segundo Premio Dibujo, Salón Manuel Belgrano y Segundo Premio Pintura, Salón Nacional de Artes Visuales (ambos en 2008); Primer Premio Pintura, Salón Municipal Manuel Belgrano (2009); Primer Premio Pintura, Salón Nacional de Artes Visuales (2010); Gran Premio Dibujo, Salón Nacional de Artes Visuales y Primer Premio Dibujo, Salón Nacional de Santa Fe (ambos en 2011); Primer Premio Pintura, Salón Nacional UADE (2014).
El Fondo Nacional de las Artes le otorgó la beca Directorio para México en 1996 y la beca Creación para Argentina en 1999. También recibió becas a la creación de la Fundación Antorchas en 2000 y el Fondo de Cultura Buenos Aires en 2004 y 2006.
Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas en nuestro país, Holanda, España, Japón, Francia, Chile, Colombia, Estados Unidos, Alemania y México.
Desde el año 1997, recibe alumnos en su taller, ejerciendo la docencia aplicada en artes visuales, dicta talleres de producción y clínica de análisis de obra.
Además ha trabajos como curador, arte de discos y es editor de Colección Orbital Arte Editorial junto Eduardo Molinari, Patricio Larrambebere y Daniel Roldán.
La muestra se exhibirá del 5 al 31 de mayo, de lunes a viernes de 10 a 15 horas, en el hall principal de la casa central del BNA -ubicado en Rivadavia 325, Buenos Aires-, con entrada libre y gratuita para el público en general.
