El 10 de mayo a las 18 horas el Centro Cultural Recoleta inaugura las siguientes muestras:
“Caminata nocturna” de Mónica van Asperen en sala J.
La obra es un recorrido por distintas materialidades de la noche: la noche del alma, el conocimiento del dolor y distintos estados del cuerpo. También es un relato de lo incompleto hacia la comprensión del vacío como modo de contacto y de sanación, impidiendo que el individuo se aferre así mismo.
Guiada por un circuito de objetos, un traje de pelos y oscuridad; los zapatos de plataforma diferenciada reciclada que están en la sala para ser habitados, son desparejos y predicen el dolor de un hombre en tránsito permanente. Quizás también sean prospectivos de nuestros hombres que viajan y cambian de países, quizás la memoria nómade y su calzado gastado.
“El camino del héroe” de Leila Tschopp en sala C.
La muestra presenta un mural de 2.6 por 26 metros, que domina la pared central de la sala, compuesto por 6 pinturas sobre tela y 6 pinturas sobre muro. La imagen está conformada por 12 episodios que se continúan e interrumpen pero constituyen una totalidad. Frente a él, en el espacio central de la sala, se dispone una lona de 15 por 3 metros que apoya sobre el piso y es tensada por cables de acero desde diversos puntos del techo y paredes laterales.
Ambas piezas construyen una narración fragmentada y sin lógica aparente en la que cada pieza es una particularidad pero integra un todo al mismo tiempo. A pesar que la relación de las imágenes no está determinada por una narración lineal, cada pintura contribuye a construir una sintaxis que reexamina relaciones posibles entre la figura y el espacio, la tensión y el movimiento, la soledad y el ensamble.
La obra es un recorrido por distintas materialidades de la noche: la noche del alma, el conocimiento del dolor y distintos estados del cuerpo. También es un relato de lo incompleto hacia la comprensión del vacío como modo de contacto y de sanación, impidiendo que el individuo se aferre así mismo.
Guiada por un circuito de objetos, un traje de pelos y oscuridad; los zapatos de plataforma diferenciada reciclada que están en la sala para ser habitados, son desparejos y predicen el dolor de un hombre en tránsito permanente. Quizás también sean prospectivos de nuestros hombres que viajan y cambian de países, quizás la memoria nómade y su calzado gastado.
“El camino del héroe” de Leila Tschopp en sala C.
La muestra presenta un mural de 2.6 por 26 metros, que domina la pared central de la sala, compuesto por 6 pinturas sobre tela y 6 pinturas sobre muro. La imagen está conformada por 12 episodios que se continúan e interrumpen pero constituyen una totalidad. Frente a él, en el espacio central de la sala, se dispone una lona de 15 por 3 metros que apoya sobre el piso y es tensada por cables de acero desde diversos puntos del techo y paredes laterales.
Ambas piezas construyen una narración fragmentada y sin lógica aparente en la que cada pieza es una particularidad pero integra un todo al mismo tiempo. A pesar que la relación de las imágenes no está determinada por una narración lineal, cada pintura contribuye a construir una sintaxis que reexamina relaciones posibles entre la figura y el espacio, la tensión y el movimiento, la soledad y el ensamble.
“La Edad de los Hidrocarburos” de Martín Guerrero en salas 1 y 2.
La muestra contiene una serie de esculturas e instalaciones realizadas con asfalto en pan. El artista trabaja con formas y prácticas ancestrales realizadas por el ser humano a lo largo de su evolución pero materializadas en este material derivado del petróleo.
“Premio Adquisición de Pintura Argentina del Banco Ciudad” en las salas 4 y 5.
Más de 550 artistas de todo el país se inscribieron para participar de la segunda edición del premio y 50 han sido seleccionados para exponer sus obras de gran formato, con la curaduría de María Teresa Constantin (historiadora, crítica de arte y Coordinadora de arte de la Fundación OSDE).
“Resero va” de Alexis Minkiewicz en la sala 6.
El conjunto de piezas de gran escala, con características que la sitúan a mitad de camino entre la escultura y la instalación de sitio específico, combinan el trabajo en hierro, la cera pigmentada y vendas, y la recuperación de objetos.
“Fuga” de Eugenia Calvo en la sala 8.
La artista presenta una instalación desarrollada exclusivamente para el Centro Cultural Recoleta. Se trata de dos objetos cotidianos intervenidos con estructuras de hierro que dibujan tensiones en la sala.
Fiel a la ambigüedad que atraviesa todo el trabajo de Calvo, la instalación invita al espectador a hacerse múltiples interrogaciones: se pone en duda el lugar de la fragilidad y de la fuerza, se cuestiona de qué lado está el poder e indaga cuál es el límite entre el permiso y la prohibición.
La muestra contiene una serie de esculturas e instalaciones realizadas con asfalto en pan. El artista trabaja con formas y prácticas ancestrales realizadas por el ser humano a lo largo de su evolución pero materializadas en este material derivado del petróleo.
“Premio Adquisición de Pintura Argentina del Banco Ciudad” en las salas 4 y 5.
Más de 550 artistas de todo el país se inscribieron para participar de la segunda edición del premio y 50 han sido seleccionados para exponer sus obras de gran formato, con la curaduría de María Teresa Constantin (historiadora, crítica de arte y Coordinadora de arte de la Fundación OSDE).
“Resero va” de Alexis Minkiewicz en la sala 6.
El conjunto de piezas de gran escala, con características que la sitúan a mitad de camino entre la escultura y la instalación de sitio específico, combinan el trabajo en hierro, la cera pigmentada y vendas, y la recuperación de objetos.
“Fuga” de Eugenia Calvo en la sala 8.
La artista presenta una instalación desarrollada exclusivamente para el Centro Cultural Recoleta. Se trata de dos objetos cotidianos intervenidos con estructuras de hierro que dibujan tensiones en la sala.
Fiel a la ambigüedad que atraviesa todo el trabajo de Calvo, la instalación invita al espectador a hacerse múltiples interrogaciones: se pone en duda el lugar de la fragilidad y de la fuerza, se cuestiona de qué lado está el poder e indaga cuál es el límite entre el permiso y la prohibición.
“¿Qué tan lejos está el Norte?” de Gonzalo Maciel en la sala 9.
La instalación gira en torno de la problemática paisajista, más bien clásica dentro de la historia del arte y sobre todo muy vigente en la época del impresionismo: intentar reproducir un horizonte optimizando su capacidad cromática a través de las teorías del color, los avances en la fisiología de la visión y la física de la luz.
El momento que Maciel eligió capturar y congelar en el tiempo (como también lo hicieron los impresionistas, seleccionando un momento del día y una estación) es el atardecer ya que considera que esa es una de las instancias en donde se da la plenitud cromática del cielo.
La instalación gira en torno de la problemática paisajista, más bien clásica dentro de la historia del arte y sobre todo muy vigente en la época del impresionismo: intentar reproducir un horizonte optimizando su capacidad cromática a través de las teorías del color, los avances en la fisiología de la visión y la física de la luz.
El momento que Maciel eligió capturar y congelar en el tiempo (como también lo hicieron los impresionistas, seleccionando un momento del día y una estación) es el atardecer ya que considera que esa es una de las instancias en donde se da la plenitud cromática del cielo.
“La voz del interior” de Andrés Aizicovich en la sala 10.
Se trata de una instalación de obras objetuales y pinturas que pone en escena el diálogo intergeneracional entre las personas.
Aizicovich sumerge al espectador en un viaje hacia la mirada de los antepasados, buceando en el significado de crecer en una familia de clase media con sus mandatos de movilidad social a través de la ilustración y el acceso al mundo a través de las enciclopedias.
“La tercer persona” de Pablo Cavallo en la sala 11.
Esta muestra, con curaduría de Benedetta Casini, pone en escena un diálogo cruzado entre tres obras que investigan y cuestionan, desde lugares distintos, binomios conceptuales como introspección y exposición, privado y público, interno y externo, realidad y ficción.
“Paisajes audibles” de Mariana Villafañe en la sala 12.
La exposición propone un intento de materializar el sonido y la vibración que le precede a través de pinturas que conforman geografías amplificadas e instalaciones que mediante sutiles movimientos generan efectos ópticos vibratorios.
La artista despliega abstracciones geométricas a través de distintos materiales y escalas. Objetos encontrados son los disparadores para buscar la abstracción de forma y movimiento, y le permiten cuestionar e investigar tres ejes que ponen en acción un sistema de producción: la falta el vacío o a incompletud; el movimiento; y la transformación.
Se trata de una instalación de obras objetuales y pinturas que pone en escena el diálogo intergeneracional entre las personas.
Aizicovich sumerge al espectador en un viaje hacia la mirada de los antepasados, buceando en el significado de crecer en una familia de clase media con sus mandatos de movilidad social a través de la ilustración y el acceso al mundo a través de las enciclopedias.
“La tercer persona” de Pablo Cavallo en la sala 11.
Esta muestra, con curaduría de Benedetta Casini, pone en escena un diálogo cruzado entre tres obras que investigan y cuestionan, desde lugares distintos, binomios conceptuales como introspección y exposición, privado y público, interno y externo, realidad y ficción.
“Paisajes audibles” de Mariana Villafañe en la sala 12.
La exposición propone un intento de materializar el sonido y la vibración que le precede a través de pinturas que conforman geografías amplificadas e instalaciones que mediante sutiles movimientos generan efectos ópticos vibratorios.
La artista despliega abstracciones geométricas a través de distintos materiales y escalas. Objetos encontrados son los disparadores para buscar la abstracción de forma y movimiento, y le permiten cuestionar e investigar tres ejes que ponen en acción un sistema de producción: la falta el vacío o a incompletud; el movimiento; y la transformación.
“Femenino” de Walter Barrios en la sala Prometeus.
La muestra está compuesta por una serie de 15 fotografías que llevan como nombre Femenino y fueron realizadas entre el 2013 y 2015. Estas fotografías establecen una refinada combinación estética que pone en primer plano el efecto de extrañamiento como un peso desestabilizador en la imagen.
Barrios instala una nueva estética sobre el lugar que interviene, ajusta el diálogo de color y textura según su ubicación, modifica la iluminación y por último registra la instalación construyéndose así en obra fotográfica.
“Informe Araña” de María Guerrieri en el Microespacio.
Esta es una muestra de pinturas-relieve y dibujos lineales hechos de cerámica esmaltada instalados en la sala.
Estas piezas de arcilla son cuerpos tridimensionales que no se parecen a nada, que carecen de un nombre que los designe y que están proliferando en el espacio entre líneas de continuidad y vacío. En estas obras la forma se hace una con el color, y la pintura no está pensada como cobertura cosmética de la forma objetual sino como un emergente de la materia.
“Molde Maestro” de Carlos Ricci en el Espacio Historieta.
El nombre de la muestra está inspirado en Molde Maestro, un supervillano del Universo Marvel, una supercomputadora con la forma de un robot gigante cuyo objetivo principal es actuar como una fábrica portátil creadora de Robots Centinelas, destinados a cazar mutantes. Está compuesta por dibujos, pinturas, murales y objetos, conecta la representación de la fauna de la zoología tradicional y el mundo geek de los dibujos animados, las figuritas y los muñequitos de merchandising de los años noventa.
La muestra está compuesta por una serie de 15 fotografías que llevan como nombre Femenino y fueron realizadas entre el 2013 y 2015. Estas fotografías establecen una refinada combinación estética que pone en primer plano el efecto de extrañamiento como un peso desestabilizador en la imagen.
Barrios instala una nueva estética sobre el lugar que interviene, ajusta el diálogo de color y textura según su ubicación, modifica la iluminación y por último registra la instalación construyéndose así en obra fotográfica.
“Informe Araña” de María Guerrieri en el Microespacio.
Esta es una muestra de pinturas-relieve y dibujos lineales hechos de cerámica esmaltada instalados en la sala.
Estas piezas de arcilla son cuerpos tridimensionales que no se parecen a nada, que carecen de un nombre que los designe y que están proliferando en el espacio entre líneas de continuidad y vacío. En estas obras la forma se hace una con el color, y la pintura no está pensada como cobertura cosmética de la forma objetual sino como un emergente de la materia.
“Molde Maestro” de Carlos Ricci en el Espacio Historieta.
El nombre de la muestra está inspirado en Molde Maestro, un supervillano del Universo Marvel, una supercomputadora con la forma de un robot gigante cuyo objetivo principal es actuar como una fábrica portátil creadora de Robots Centinelas, destinados a cazar mutantes. Está compuesta por dibujos, pinturas, murales y objetos, conecta la representación de la fauna de la zoología tradicional y el mundo geek de los dibujos animados, las figuritas y los muñequitos de merchandising de los años noventa.
Todas las exposiciones se pueden visitar hasta el 12 de junio, de martes a viernes de 13.30 a 20.30 hs. y los sábados, domingos y feriados de 11.30 a 20.30 hs. en Junín 1930, Buenos Aires, Argentina. Lunes cerrado.