La inauguración tendrá lugar en las salas del Mumbat, Chacabuco 357 de la cuidad de Tandil, el 16 de julio a las 20 hs.
Se podrán apreciar los grabados de los consumados artistas Pablo Flaiszman y Néstor Goyanes, con la curadoría de Haydée Arce.
"Las muestras compartidas no suelen entusiasmarme. Por lo general me parece la muestra de un artista y el otro que acompaña, porque es muy difícil encontrar dos artistas que realmente dialoguen, que se complementen, que se potencien.
En ésta muestra, resulta ese prodigio. Pablo Flaiszman y Néstor Goyanes son pares sin ser parecidos.
En ésta muestra, resulta ese prodigio. Pablo Flaiszman y Néstor Goyanes son pares sin ser parecidos.
Coincidieron en un taller que los marcó, pero curiosamente no desde la imagen, sino desde la manera de encarar la obra. No desde lo técnico, sino desde lo vital. Un maestro que les intentó enseñar no a resolver el conflicto que planteaba la obra sobre el papel, sino el que plantea la obra en la vida. Y estos dos discípulos especiales, que compartían largas charlas de bar con su respetado de Vicenzo, entendieron el desafío. Y por eso evolucionaron y fuera de ese taller buscaron continuamente nuevos retos.
Flaiszman viajó, estudió, investigó, mostró, produjo, creó, creció. Una imagen sensible, de sutilezas, en donde la figura humana es protagonista. Un gran dibujante que maneja perfectamente los claroscuros, los mil tonos de grises que puede ofrecer la chapa.
Goyanes se quedó, estudió, investigó, mostró, produjo, creó, creció. Desde una imagen barroca, colorida, dibujística, marcada por la línea y el gesto, en la que el collage tiene un papel trascendente.
Uno de grises, otro de color. Uno de línea, el otro de planos. Uno la piedra, el otro la chapa. Uno sugiere, el otro grita. Uno es la carcajada, el otro apenas insinúa sonrisa.
Pero se unen en ese terreno asombroso del arte. Los dos son valientes: respetan su propia imagen y la siguen, a contrapelo muchas veces de lo que está de moda. Los dos son porfiados y perseverantes en lo que buscan. No se dan por vencidos. Siguen creyendo que lo importante es el tiempo, la energía, la creatividad. Ellos saben.
Por eso sus obras se potencian, se completan, se fortalecen. Porque son dos caras de una misma moneda. De la rara moneda del arte verdadero” comenta la crítica y artista plástica Florencia Salas
Flaiszman viajó, estudió, investigó, mostró, produjo, creó, creció. Una imagen sensible, de sutilezas, en donde la figura humana es protagonista. Un gran dibujante que maneja perfectamente los claroscuros, los mil tonos de grises que puede ofrecer la chapa.
Goyanes se quedó, estudió, investigó, mostró, produjo, creó, creció. Desde una imagen barroca, colorida, dibujística, marcada por la línea y el gesto, en la que el collage tiene un papel trascendente.
Uno de grises, otro de color. Uno de línea, el otro de planos. Uno la piedra, el otro la chapa. Uno sugiere, el otro grita. Uno es la carcajada, el otro apenas insinúa sonrisa.
Pero se unen en ese terreno asombroso del arte. Los dos son valientes: respetan su propia imagen y la siguen, a contrapelo muchas veces de lo que está de moda. Los dos son porfiados y perseverantes en lo que buscan. No se dan por vencidos. Siguen creyendo que lo importante es el tiempo, la energía, la creatividad. Ellos saben.
Por eso sus obras se potencian, se completan, se fortalecen. Porque son dos caras de una misma moneda. De la rara moneda del arte verdadero” comenta la crítica y artista plástica Florencia Salas