El miércoles 29 de junio a las 19 hs. inaugura en Pabellón 4 arte contemporáneo la muestra “Campos de Marte” de los artistas Marcelo Gutman y Martín Paziencia.
“La década de 1910 marcó un cambio en la percepción del universo.
Los esfuerzos rusos por conquistar el espacio, junto con los descubrimientos científicos del momento, hicieron surgir una idea abstracta de la naturaleza, que se convirtió para los artistas de la vanguardia rusa en la meta final de su obra.
Más de un siglo después, Marcelo Gutman y Martín Paziencia, retoman esa preocupación creando obras que muestran la relación que existe entre el arte plástico y las matemáticas y la cosmonáutica.
Con estilos totalmente diferentes, en esta oportunidad exhiben obras que comparten como común denominador la monocromía, dónde el uso de un solo (no) color, en este caso el blanco, puede reflejar diferencias y variedades.
Porque el blanco es un abanico inmenso de posibilidades, ya que puede remitir desde un espejo que refleja el mundo a un tributo a la metafísica, incluso, un homenaje mismo al acto de pintar.
Al igual que el ícono, el monocromo es pasaje, confín, lugar donde se manifiesta una obra sublime, en la que las cosas sólo son “productos de la luz”.
En un mundo de ruido, dominado por el espectáculo de los medios de masas audiovisuales, el arte monocromo, que ha renunciado al despliegue de las gamas cromáticas y ha preferido experimentar la concentración en un mínimo elemento de color, es una experiencia solitaria, un refugio para la seriedad de la reflexión y la contemplación.
Hoy, como en aquel lejano viaje al espacio entonces desconocido, la relación entre arte y ciencia tiene vigencia cuyo objetivo es, no solo el progreso científico, sino también social y estético.
Se puede visitar hasta el 25 de julio, de lunes a viernes de 14 a 19 hs. en Ramírez de Velasco 556, Villa Crespo, Buenos Aires, Argentina.
“La década de 1910 marcó un cambio en la percepción del universo.
Los esfuerzos rusos por conquistar el espacio, junto con los descubrimientos científicos del momento, hicieron surgir una idea abstracta de la naturaleza, que se convirtió para los artistas de la vanguardia rusa en la meta final de su obra.
Más de un siglo después, Marcelo Gutman y Martín Paziencia, retoman esa preocupación creando obras que muestran la relación que existe entre el arte plástico y las matemáticas y la cosmonáutica.
Con estilos totalmente diferentes, en esta oportunidad exhiben obras que comparten como común denominador la monocromía, dónde el uso de un solo (no) color, en este caso el blanco, puede reflejar diferencias y variedades.
Porque el blanco es un abanico inmenso de posibilidades, ya que puede remitir desde un espejo que refleja el mundo a un tributo a la metafísica, incluso, un homenaje mismo al acto de pintar.
Al igual que el ícono, el monocromo es pasaje, confín, lugar donde se manifiesta una obra sublime, en la que las cosas sólo son “productos de la luz”.
En un mundo de ruido, dominado por el espectáculo de los medios de masas audiovisuales, el arte monocromo, que ha renunciado al despliegue de las gamas cromáticas y ha preferido experimentar la concentración en un mínimo elemento de color, es una experiencia solitaria, un refugio para la seriedad de la reflexión y la contemplación.
Hoy, como en aquel lejano viaje al espacio entonces desconocido, la relación entre arte y ciencia tiene vigencia cuyo objetivo es, no solo el progreso científico, sino también social y estético.
Se puede visitar hasta el 25 de julio, de lunes a viernes de 14 a 19 hs. en Ramírez de Velasco 556, Villa Crespo, Buenos Aires, Argentina.