El jueves 13 de septiembre, Malba – Fundación Costantini inaugura "Panamericano. Beatriz Milhazes. Pinturas 1999 - 2012", una selección de cerca de 30 pinturas de la producción reciente de la reconocida artista Beatriz Milhazes -nacida en 1960 en Río de Janeiro, ciudad donde vive y trabaja-, además de una intervención escenográfica diseñada especialmente para la galería del segundo piso del museo. Se trata de la primera exposición individual de Milhazes en una institución de América latina -fuera de su país- y está producida íntegramente por Malba.
Curada por el francés Frédéric Paul, la muestra se concentra en los últimos 10 años de taller de la artista y reúne piezas provenientes en su mayoría de colecciones particulares y públicas de Brasil y Estados Unidos, entre las que se incluyen dos obras prestadas por primera vez por el Museo Guggenheim de Nueva York y una del Museu de Arte Moderna de San Pablo. Para el público local será además la ocasión de reubicar en su contexto dos obras importantes de la colección personal de Eduardo F. Costantini: "O mágico" (2001) y "Pierrot e Colombina" (2009-10), que abren y cierran esta década notable.
El título de la exposición, Panamericano, muestra el ir y venir entre el Norte y el Sur, entre el nuevo y el viejo Occidente, problemática que está en el centro de las preocupaciones de Milhazes. Exótica fuera de Brasil, tampoco ha dejado de serlo dentro del país que hoy la reconoce como una de sus mayores artistas. “Su trabajo ha tenido que ganar reconocimiento en el extranjero para salir del aislamiento en el que la artista, como pintora adepta a los colores desprejuiciados, se sentía confinada en su país. En efecto, nadie había pintado como ella en Brasil, donde para los ojos desprevenidos resultaba demasiado familiar y, para los otros, no del todo asimilable al molde modernista nacional, a pesar de que una de las grandes virtudes de su trabajo es justamente fusionar las fuentes populares con la lección de Matisse y Mondrian”, sostiene el curador Frédéric Paul.
El título de la exposición, Panamericano, muestra el ir y venir entre el Norte y el Sur, entre el nuevo y el viejo Occidente, problemática que está en el centro de las preocupaciones de Milhazes. Exótica fuera de Brasil, tampoco ha dejado de serlo dentro del país que hoy la reconoce como una de sus mayores artistas. “Su trabajo ha tenido que ganar reconocimiento en el extranjero para salir del aislamiento en el que la artista, como pintora adepta a los colores desprejuiciados, se sentía confinada en su país. En efecto, nadie había pintado como ella en Brasil, donde para los ojos desprevenidos resultaba demasiado familiar y, para los otros, no del todo asimilable al molde modernista nacional, a pesar de que una de las grandes virtudes de su trabajo es justamente fusionar las fuentes populares con la lección de Matisse y Mondrian”, sostiene el curador Frédéric Paul.