El jueves 31 de julio se inauguró en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA la muestra “Horacio Butler. Escuela de París”, uno de los grandes maestros del arte argentino del siglo XX, autor, entre otras obras memorables, del tapiz más grande de América y segundo del mundo.La muestra, curada por Cecilia Cavanagh, directora del Pabellón, esta compuesta por 74 trabajos, entre óleos, témperas, dibujos, grabados, collages y tapices. Constituye una excelente antología de la obra de un artista que expresa, como pocos, la tensión entre las influencias de la vanguardia europea y la búsqueda de un lenguaje propio y lo que él mismo llamaba una “pintura nacional”.Horacio Butler nació en Buenos Aires en 1897 y estudió en la Academia de Bellas Artes donde trabó conocimiento con otros alumnos que también se convertirían en figuras importantes de la pintura de su tiempo.
En 1922 viajó a Alemania, donde afianza sus conocimientos sobre pintura y se interiorizo de la nueva corriente expresionista, aunque sin adherir a ella. Se trasladó a Francia, en el apogeo de la Escuela de París, como llamó la crítica a un grupo de pintores que se movían al margen de las corrientes del momento -fauves, cubistas, o constructivistas, puristas, surrealistas-, como Modigliani, Chagall, Soutine o Utrillo.
En 1922 viajó a Alemania, donde afianza sus conocimientos sobre pintura y se interiorizo de la nueva corriente expresionista, aunque sin adherir a ella. Se trasladó a Francia, en el apogeo de la Escuela de París, como llamó la crítica a un grupo de pintores que se movían al margen de las corrientes del momento -fauves, cubistas, o constructivistas, puristas, surrealistas-, como Modigliani, Chagall, Soutine o Utrillo.
De regreso a Buenos Aires, el artista “descubrió” el Tigre y -en palabras de la curadora- “se dejo llevar con entusiasta vitalidad por sus paisajes, su luz, su vida apacible y silenciosa, incidiendo de manera decisiva en su visión y en su paleta. El rico instrumental expresivo adquirido en sus experiencias europeas, la libertad de su vocabulario y su sensibilidad refinada, le permitieron transfigurar la realidad de los motivos naturales en una nueva realidad artística”.