2 de agosto de 2018

En el marco del XX Encuentros Abiertos Festival de la Luz.2018 el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas presenta "Épica del borde", fotografías de Leonardo Marino


Épica del borde es la primera muestra individual de Leonardo Marino (Buenos Aires, 1976), fotógrafo ganador de la revisión de portfolios 2016 de FoLA (Fototeca Latinoamericana).
Su campo de trabajo es el borde de las zonas urbanas que rodean a la Capital Federal, donde éstas se diluyen y se vuelven más precarias. Sus paisajes cultivan la distancia entre el fotógrafo y el objeto fotografiado, en una actitud de respeto y empatía.
Es posible pensar en algunos fotógrafos de principios de siglo XX, como Cristiano Junior o Ayerza, que fotografiaron la ciudad/campo desde puntos de vista que trascienden el tiempo y se constituyen en registros de época. El color saturado y melancólico de las fotos de Leo Marino, así como los retratos de habitantes de la zona, los automóviles medios desarmados, los parques de diversiones suburbanos, o el tren detenido en medio de la nada, son un mapa sensible de  la vida cotidiana en los márgenes de la urbanidad." Alberto Goldenstein.

En palabras del artista: "La vida en el Conurbano no fluye, o fluye poco: se hace camino a los codazos, forzando la máquina, viviendo día a día. Es épica.
Vida de zapatillas sucias, interminable espera en la parada, trenes apretados, escuelas simples, casas sin revoques lindando con el campo, autos más viejos que los conductores, humo de fogatas clandestinas, tanques de agua plásticos peleando con cables, saltos y pasos entre charcos, pozos eternos y basura aplastada, calles sin cordón, perros sin dueño, bicicletas con barro, autos con parlantes en el techo, casas con parlantes en la vereda, inflables en la calle, edificios bajos, altos centros comerciales, boulevares y rotondas con palmeras enfermas de tristeza y smog.
Vivir aquí es con-vivir: migraciones de adentro y afuera confluyen en el Conurbano. Lugar de tránsito para algunos, ciudades dormitorio para otros: donde solo se vuelve a dormir después de un día largo y complejo. Mezcla de culturas, músicas, hábitos y clases. Donde todo cambia, crece, se esparce y va ocupando espacios nuevos sin planificar, como un monstruo enorme que se retroalimenta y cada vez tiene más volumen. Incontrolable.
En Epica del borde muestro a mi gente, inmersa en estos escenarios, sin golpes bajos, dignos luchadores de estos tiempos, donde es mejor comprar una frazada que encender una estufa. Donde el amor por el cercano resulta el arma más filosa para llegar, siempre de manera épica, hasta el otro mes."