En el marco de los festejos del Bicentenario y como parte del programa Contemporáneo, Alberto Passolini (Buenos Aires, 1968) presenta en Malba una nueva serie que revisa la pintura argentina del siglo XIX. La exposición tiene como eje temático el mito de la cautiva blanca, que es cruzado con la actividad de las primeras mujeres que se involucraron en el proyecto cultural de la generación del 80 en la Argentina.
“Passolini se pregunta por la eficacia de los mitos canonizantes y su vigencia subterránea en la cultura contemporánea. Lee entre las líneas de aquellas historias y representaciones que alimentaron la imaginación de hombres, mujeres y niños, aceptadas como modos naturales de pensar y de sentir. Y se pregunta, sobre todo, por la relación entre artistas y modelos, por los sutiles vínculos entre imagen y deseo. Y pone todo patas arriba”, explica Laura Malosetti Costa en el ensayo crítico del folleto que acompaña la muestra.
La presentación de la serie, que incluye también las pinturas Malón académico y Malón plein air, establece un paralelismo entre las estrategias que llevaron a La vuelta del malón, nacida como una obra monumental que no llegó a ser vendida en vida de su autor y exhibida en ámbitos pocos propicios (en un pabellón entre bolsas de cereales, en Chicago, y en la vidriera de una ferretería, en Buenos Aires), y la participación activa de artistas mujeres, pero sistemáticamente negada por la historia del arte argentino.
La exposición se completa con dos núcleos titulados Criollitas, con fotografías de artistas contemporáneas posando libremente como modelo vivo para Malona!; y La matadera y el cautivo, con bocetos y figurines de los protagonistas del malón de Della Valle pensados para el teatro de revistas.
La muestra se puede visitar hasta el 7 de junio en la Sala 1 de la planta baja del Malba.
“Passolini se pregunta por la eficacia de los mitos canonizantes y su vigencia subterránea en la cultura contemporánea. Lee entre las líneas de aquellas historias y representaciones que alimentaron la imaginación de hombres, mujeres y niños, aceptadas como modos naturales de pensar y de sentir. Y se pregunta, sobre todo, por la relación entre artistas y modelos, por los sutiles vínculos entre imagen y deseo. Y pone todo patas arriba”, explica Laura Malosetti Costa en el ensayo crítico del folleto que acompaña la muestra.
La presentación de la serie, que incluye también las pinturas Malón académico y Malón plein air, establece un paralelismo entre las estrategias que llevaron a La vuelta del malón, nacida como una obra monumental que no llegó a ser vendida en vida de su autor y exhibida en ámbitos pocos propicios (en un pabellón entre bolsas de cereales, en Chicago, y en la vidriera de una ferretería, en Buenos Aires), y la participación activa de artistas mujeres, pero sistemáticamente negada por la historia del arte argentino.
La exposición se completa con dos núcleos titulados Criollitas, con fotografías de artistas contemporáneas posando libremente como modelo vivo para Malona!; y La matadera y el cautivo, con bocetos y figurines de los protagonistas del malón de Della Valle pensados para el teatro de revistas.
La muestra se puede visitar hasta el 7 de junio en la Sala 1 de la planta baja del Malba.