10 de julio de 2018

Diego Perrotta presenta “Eran serpientes y no palabras las que salían de su boca” en el Museo Casa Carnacini


"La noche del Dragón", 2015, acrílico sobre tela 200 x 150 cm
Del 7 de julio al 17 de agosto de 2018, de martes a viernes de 10 a 20 hs. y sábados de 16 a 20 hs. se exhibe en el Museo Casa Carnacini -ubicado en Calle 110 (Pueyrredón) Nº 2720, Villa Ballester)- “Eran serpientes y no palabras las que salían de su boca” de Diego Perrotta.
 
"El devorador", 2018, acuarela sobre papel, 185 x 26 cm
 
“La exposición reúne una selección de mi trabajo de estos últimos tres años. En ella se expondrán pinturas, acuarelas, dibujos y grabados. Las series de obras desnudan mis obsesiones temáticas, como la muerte, la religiosidad, el sexo, el barroco urbano, el imaginario mágico latinoamericano y los estados alquímicos e indagan aspectos místicos y esotéricos. De alguna manera, mi obra tiende a conversar, tiene un clima narrativo, una mezcla de aromas a relatos y cuentos. El Matasiete, justiciero y defensor del pueblo, acechado por la muerte y las serpientes, El devorador de hombres y El Diablo, son figuras icónicas, representativas del mal, que esperan el momento justo para atacar, generan una encrucijada y ejercen sus oficios implacables sobre nuestra sociedad.” explica el artista.
 
"El encantador", 2016, tinta sobre papel, 52 x 38 cm
Por su parte, Luz Marchio, escribe: “El calor de la tierra. Se tarda años en llegar allí. Se necesita tiempo acumulado de plegarias para tocar el calor de la tierra con un solo gesto. En ese lugar, donde no hay sol ni noche y la cronología de los cuerpos anula el tiempo de los que respiran, los sueños guarecen los ritos del pueblo. En los confines de los cantos, cada elemento es un nombre que espera ser pronunciado con justicia; un dios trae una manera de resolver el mundo, trae una dosis de sí al mundo para que la realidad sea una señal de promesa. Se dice que en el calor de la tierra somos santos y demonios para adorar y ser adorados. Diego Perrotta lo sabe, por eso, insiste. El barroco urbano, la violencia callejera, la cábala y el azar; el credo que profesan los dioses, las vejaciones y - por qué no- la esperanza por encima de todo, guardan aquello que late con deseos de vida y de muerte. La religión, el sexo, lo mágico, la imaginería popular tejen así un relato en complicidad con el bien y el mal.”