"La diferencia entre cielo y tierra es infinita, pero la distancia es mínima.
No tiene nada de barroco: Ni espacios espirales infinitos, ni escorzos apabullantes. Para encontrarlo-si a uno le fuera concedida la gracia- bastaría con levantar de la mesa algo tan pequeño, tan cotidiano como una piedrecita o un salero
Nuestro deseo cruza aquí el tiempo para encontrar tras él la eternidad y esto ocurre siempre que sabemos convertir lo que sucede, sea lo que fuere, en un objeto de deseo La historia, todas las memorias personales, todos los refranes, las fabulas, las parábolas, plantean lo mismo: la lucha, perenne, atroz y ocasionalmente hermosa, de vivir con la Necesidad; la Necesidad que es el enigma de la existencia y que, tras la Creación, no ha dejado de aguzar el espíritu humano.
La Necesidad produce la tragedia y también la comedia. Es aquello que besas y aquello contra lo que te golpeas la cabeza.
El secreto para introducirse en el objeto y reordenar su apariencia, era tan sencillo como abrir la puerta de un armario. Tal vez solo se trataba de estar allí cuando la puerta se abriera sola. Pero cuando me desperté, no puede recordar cómo se hacía y me quede sin saber cómo se entra en las cosas."
No tiene nada de barroco: Ni espacios espirales infinitos, ni escorzos apabullantes. Para encontrarlo-si a uno le fuera concedida la gracia- bastaría con levantar de la mesa algo tan pequeño, tan cotidiano como una piedrecita o un salero
Nuestro deseo cruza aquí el tiempo para encontrar tras él la eternidad y esto ocurre siempre que sabemos convertir lo que sucede, sea lo que fuere, en un objeto de deseo La historia, todas las memorias personales, todos los refranes, las fabulas, las parábolas, plantean lo mismo: la lucha, perenne, atroz y ocasionalmente hermosa, de vivir con la Necesidad; la Necesidad que es el enigma de la existencia y que, tras la Creación, no ha dejado de aguzar el espíritu humano.
La Necesidad produce la tragedia y también la comedia. Es aquello que besas y aquello contra lo que te golpeas la cabeza.
El secreto para introducirse en el objeto y reordenar su apariencia, era tan sencillo como abrir la puerta de un armario. Tal vez solo se trataba de estar allí cuando la puerta se abriera sola. Pero cuando me desperté, no puede recordar cómo se hacía y me quede sin saber cómo se entra en las cosas."