15 de marzo de 2009

Malba abre la temporada con tres muestras: pinturas y fotografías pertenecientes al Banco Nacional de México y una intervención de Pablo Reinoso

El Malba – Fundación Costantini abre el calendario 2009 con una exposición dedicada al arte moderno mexicano, desde comienzos del siglo XX hasta los años 60, con obras pertenecientes a la colección del Banco Nacional de México (Banamex), referente privado del arte y el patrimonio cultural de México.
Frida Kahlo, Los frutos de la tierra, 1938, óleo sobre masonite
Colección pictórica del Banco Nacional de México

La muestra reúne una selección de 60 pinturas de más de 30 artistas como Abraham Ángel, Gerardo Murillo (Dr. Atl), José Miguel Covarrubias, Frida Kahlo, Alfonso Michel, Juan O'Gorman, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Remedios Varo, Ángel Zárraga y Francisco Zúñiga, entre otros. Esta exposición ilustra las principales corrientes pictóricas desarrolladas en México en la primera mitad del siglo XX, período atravesado por la Revolución Mexicana y caracterizado por el vaivén entre las vanguardias y las escuelas tradicionales; entre la manifestación muralista y la pintura de caballete; entre la vocación por expresar un tono nacionalista y la voluntad por vincularse con las tendencias internacionales. La temática es amplia y va desde paisajes, retratos, naturalezas muertas, temas religiosos, simbólicos, murales y escenas costumbristas, hasta composiciones surrealistas y expresionismos tendientes a la abstracción y al informalismo.
Remedios Varo, Mujer en bicicleta, óleo sobre tela
Colección pictórica del Banco Nacional de México

Conjuntamente se presenta por primera vez en Buenos Aires, la exposición "Manuel Álvarez Bravo. Fotografías", perteneciente a la colección de Fomento Cultural Banamex, con 40 fotos vintage de un pionero y maestro de la fotografía contemporánea en México.
izquierda: Dos pares de piernas, 1928 - derecha: Parábola óptica, 1931
La muestra refleja sus diferentes etapas artísticas entre 1920 y 1947, período del nacionalismo cultural impulsado por la Revolución Mexicana y la creatividad de los muralistas. “Álvarez Bravo se inicia en la fotografía en la hora de las aspiraciones monumentales, de la empresa que se propone educar al pueblo a través de una estética insolente, paternalista, épica y generosa”, escribe Carlos Monsiváis en el ensayo “Los silencios y las voces del paisaje”, que encabeza el catálogo Manuel Álvarez Bravo. Cien años, Cien días; editado en 2002 por Fomento Cultural Banamex, Fundación Televisa, Conaculta-INBA y Turner; en ocasión de su cumpleaños número 100.
Ambas muestras permanecerán hasta el 25 de mayo de 2009.

La otra muestra que se presenta pertenece al programa Intervención, cuyo objetivo es brindar a artistas locales y regionales un espacio arquitectónico y simbólico para la realización de obras especialmente pensadas y producidas para ser instaladas en el museo.
En esta ocasión, se trata de la pieza Enredamaderas, del artista Pablo Reinoso (Buenos Aires, 1955), que forma parte de su serie de bancos espaguetis. Un banco -ubicado en la galería del segundo piso- empieza sus ramificaciones, que invaden las barandas y se enredan creando un dibujo contra la pared. La pieza baja colgando del vacío y vuelve a enredarse nuevamente dando origen a otro banco, ahora en el primer piso del museo. Esta obra permanecerá hasta noviembre de 2009.
Para Reinoso, inicialmente todos son el mismo banco anónimo de plaza, del jardín público, de la ciudad. Todos respetan su diseño original, pero cada uno inventa una nueva historia. “Enredamaderas es probablemente el más intrépido por su tamaño, el más implicado con su lugar de destino, con la arquitectura que lo recibe”, explica el artista, discípulo de Jorge Michel, a quien considera su “maestro zen”.
A la hora de realizar sus piezas, Reinoso busca confrontarlas con espacios distintos, ponerlas a prueba. Usa lo que llama una “estrategia vegetal”, que consiste “en imaginar a la madera con vida propia, creciendo, buscando la luz o echando raíces por donde quiera y necesite”, afirma.
En cada proyecto, requiere de una labor técnica altamente compleja, con la mejor ebanistería. Enredamaderas fue construida por tramos en un taller de Colonia del Sacramento, Uruguay, bajo la dirección y el monitoreo permanente de Reinoso, que desde 1979 vive y trabaja en París. La pieza llevó un año y medio de producción y tiene 600 m2 lineales de madera esculpida.