El Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK) exhibe "La Diablada, una monumental muestra de Gaby Herbstein que retrata la tradición y cultura popular andina durante el festejo de carnaval.
La exposición es el resultado de un largo proceso de selección, reflexión y elaboración a partir de las vivencias e imágenes obtenidas durante una secuencia de viajes que la artista realizó a Jujuy. Ahora, cincuenta y seis obras de gran formato impresas sobre papel Fine Art, permanecen suspendidas en la plaza central del CCK, intentando recuperar algo de aquel espíritu ancestral de La Diablada.
La esencia jujeña, los colores de la quebrada de Humahuaca, la minuciosa y creativa confección de los trajes que encarnan al Diablo y la alegría de la comunidad por la llegada del rito, se funden en esta muestra.
La exposición es el resultado de un largo proceso de selección, reflexión y elaboración a partir de las vivencias e imágenes obtenidas durante una secuencia de viajes que la artista realizó a Jujuy. Ahora, cincuenta y seis obras de gran formato impresas sobre papel Fine Art, permanecen suspendidas en la plaza central del CCK, intentando recuperar algo de aquel espíritu ancestral de La Diablada.
La esencia jujeña, los colores de la quebrada de Humahuaca, la minuciosa y creativa confección de los trajes que encarnan al Diablo y la alegría de la comunidad por la llegada del rito, se funden en esta muestra.

El
Hombre es un alma y tiene una fuerza vital que está presente en las plantas,
los animales, las montañas y en todas las corrientes de vida. Siendo que el
hombre es la naturaleza misma no la domina ni pretende dominarla. Solo convive
y existe como un momento en ella.
La
diablada no es una comparsa, es mucho más que eso.
Sus objetivos tienen que ver con mantener viva la tradición que se realiza desde hace varias generaciones en la localidad quebradeña y con rescatar todo lo que hace a la cultura del disfraz del diablito.
Los
disfraces se inspiran en la iconografía andina y en lo que nos contaban
nuestros abuelos sobre el personaje mítico del diablo. Gatos, lobos, la
serpiente, así como las visiones, sueños e historias pasadas y presentes, todo
en lo andino, tiene un significado místico.
Todo se
mezcla en las diabladas, todo vale a la hora de crear el traje que que cada uno
de los diablos va a lucir durante los ocho días y nueve noches en los que
transcurre el carnaval.
Ser diablo es un portal para
desprenderse de los aspectos negativos que se reprimieron durante todo el
año.
Ser parte de La Diablada es
algo que se hereda de generación en generación, lo mismo que el sentido
profundo de ser uno con el traje. Cada año el traje se renueva, así como
también se renueva la promesa a la Pachamama y el agradecimiento por los
tesoros recibidos.
El
diablo invierte hasta sus últimos ahorros para la confección de su traje, así
como también se brinda él mismo. Horas y horas cosiendo en soledad dando vida a
lo que será el personaje que lo liberará, por un tiempo, de preocupaciones y le
brindará la oportunidad de ser felíz y hacer felices a los otros.
La
revalorización de las culturas originarias y la reafirmación étnica, tal como
se manifiestan actualmente entre los pueblos andinos, son una consecuencia de
la toma de conciencia de miles de hombres y mujeres, que redescubrieron los
tesoros que nos dejaron nuestros ancestros.

