Hasta el 14 de abril la planta baja del Palais de Glace se transforma en un espacio que transgrede el orden establecido que conduce y manipula la mirada. ¡Atrevete a encontrar una nueva perspectiva holística en tu interior!
"Al entrar te dan un espejo… y allí
comienza la gran aventura, el viaje inmaterial que desde tu mirada te
traslada a espacios innombrables.
Los mil metros cuadrados de la planta baja del Palais de Glace se han convertido en un espacio insólito.
Mediante la simple participación, los parámetros del tiempo y el espacio se licuan y como por arte de magia el Cielo se transforma en Tierra y los movimientos pulsantes en caleidoscopios.
El juego del espejo nos ha vuelto niños, la inocencia nos dio permiso para ver la realidad de otra manera. En el recorrido surgen preguntas, algunas bordean y otras llegan a zambullirse en las profundidades del complejo pensamiento contemporáneo.
Baglietto está convencida que darse cuenta desde la sensibilidad es un sistema de conocimiento y que a la luz de las capacidades propias de cada ser humano se activan perspectivas holísticas incluyentes que propenden al desarrollo de un mundo sustentable."
El Arte Núbico –creado por Mireya Baglietto en 1980- es una propuesta emblemática del arte participativo donde con telas y espejos se provocan experiencias virtuales de ingravidez que amplían exponencialmente la percepción y el pluralismo creativo. Esta aventura congela los estereotipos perceptivos, no reconoce ningún dogma e instala nuevos vínculos con el sujeto perceptor al que considera partícipe antes que espectador y lo impulsa en su rol de co-creador.
Antes de acceder a la sala, cada persona recibe un espejo para descubrir su propia visión de las obras, que están distribuidas en los 1000 m2 que ocupa la planta baja del museo. Un recorrido que potencia y renueva el tradicional rol de la mirada, mostrando nuevas visiones de la realidad que reverberan en el cuerpo. Todo es sorpresa, el cuerpo registra, asimila y abre el pensamiento.
Desde comienzos de la década de 1980, Mireya Baglietto interviene los espacios abriendo las puertas de nuestra percepción. Es que sus propuestas lúdicas son “orgánicas” en varios sentidos: como artista se propone suspender las certezas en torno a los lugares por los que circulamos para que el espectador deje su condición de “espectador” y se asuma como partícipe, co-creador y habitante de su propio espacio.
Los mil metros cuadrados de la planta baja del Palais de Glace se han convertido en un espacio insólito.
Mediante la simple participación, los parámetros del tiempo y el espacio se licuan y como por arte de magia el Cielo se transforma en Tierra y los movimientos pulsantes en caleidoscopios.
El juego del espejo nos ha vuelto niños, la inocencia nos dio permiso para ver la realidad de otra manera. En el recorrido surgen preguntas, algunas bordean y otras llegan a zambullirse en las profundidades del complejo pensamiento contemporáneo.
Baglietto está convencida que darse cuenta desde la sensibilidad es un sistema de conocimiento y que a la luz de las capacidades propias de cada ser humano se activan perspectivas holísticas incluyentes que propenden al desarrollo de un mundo sustentable."
El Arte Núbico –creado por Mireya Baglietto en 1980- es una propuesta emblemática del arte participativo donde con telas y espejos se provocan experiencias virtuales de ingravidez que amplían exponencialmente la percepción y el pluralismo creativo. Esta aventura congela los estereotipos perceptivos, no reconoce ningún dogma e instala nuevos vínculos con el sujeto perceptor al que considera partícipe antes que espectador y lo impulsa en su rol de co-creador.
Antes de acceder a la sala, cada persona recibe un espejo para descubrir su propia visión de las obras, que están distribuidas en los 1000 m2 que ocupa la planta baja del museo. Un recorrido que potencia y renueva el tradicional rol de la mirada, mostrando nuevas visiones de la realidad que reverberan en el cuerpo. Todo es sorpresa, el cuerpo registra, asimila y abre el pensamiento.
Desde comienzos de la década de 1980, Mireya Baglietto interviene los espacios abriendo las puertas de nuestra percepción. Es que sus propuestas lúdicas son “orgánicas” en varios sentidos: como artista se propone suspender las certezas en torno a los lugares por los que circulamos para que el espectador deje su condición de “espectador” y se asuma como partícipe, co-creador y habitante de su propio espacio.