6 de mayo de 2019

Herlitzka + Faria presenta monocromos de Horacio Zabala en la sala principal y obras de Abdulio Giudici en la sala E


Horacio Zabala. "Monocromo de cuero II", 2019. Cuero crudo sobre bastidor, esmalte sobre madera
Herlitzka + Faria presenta la muestra "A partir del monocromo", un conjunto de más de veinte obras donde Horacio Zabala indaga en nuevas posibilidades para el monocromo, una obsesión del arte moderno y contemporáneo. Se trata de piezas que el artista ejecutó en el lapso de los últimos diez años y que establecen un diálogo con otras obras monocromáticas que ya había realizado en los años 70. Esta es la primer muestra individual de magnitud que Zabala realiza en Buenos Aires desde su retrospectiva en la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat (La pureza está en la mezcla, 2016) y llega en un momento muy especial para el artista. El Metropolitan Museum of Art de Nueva York acaba de incorporar dos obras suyas a su riquísimo acervo que recorre más de 5.000 años de producción artística. Son dos de sus anteproyectos para cárceles, ejecutados entre 1974 y 1975. La presencia de estas piezas de Zabala en el MET contribuye a la visibilidad del arte latinoamericano de punta en la escena internacional y llegaron al museo gestionadas por Henrique Faria New York.

Horacio Zabala. "Tres interferencias", 1974. Tinta sobre mapas impresos
 
La experiencia de Horacio Zabala con los monocromos data de su trabajo sobre mapas a los cuales enmascaraba con superficies lisas de pintura. Esas obras formaron parte de una muestra en el legendario CAyC (Centro de Arte y Comunicación) de Jorge Glusberg y son la raíz del trabajo que ahora presenta en Herlitzka + Faria. Claro que la motivación era bastante distinta. Aquellos monocromos eran una reacción del artista al clima socio-político que atravesaba la Argentina. “En aquel momento el recurso del monocromo extendido sobre los mapas hablaba del ocultamiento, de todo aquello que no salía a la superficie”, dice Zabala. La serie que presenta ahora tiene otras motivaciones. “Los monocromos son pinturas sin imagen ni composición. Lo que yo hago ahora es combinarlos con los signos gramaticales o matemáticos. Son universos que no tienen relación. Ecuaciones imposibles sin resolución dentro de la lógica. El cruce de la ciencia y la literatura con un tipo de arte que no es representativo. La intención actual es más poética que política”, explica. 

Horacio Zabala. "Fragmentos equivalentes", 2019. Acrílico sobre tela, esmalte sobre madera
 
Más allá de la presencia fehaciente de la pintura en esta serie, Zabala no deja de lado su permanente mirada conceptual. “Aunque estas obras sean presencias plásticas y cromáticas visibles, mi interés y mi intención no sólo se orientan hacia lo que efectivamente se ve, sino también hacia lo que se piensa de lo que se ve”, sostiene. Por distintas vías, el artista traza un recorrido de más de cuarenta años donde indaga al monocromo con una misma preocupación. “El monocromo siempre esconde algo, no se sabe que es lo que hay atrás, lo que me interesa es ese misterio. Esa ocultación”, señala.
Las obras que pueden verse en "A partir del monocromo" van desde el formato pequeño a superficies de seis metros. La muestra incluye tres obras donde el artista criolliza el monocromo-símbolo de la vanguardia del siglo XX al llevarlo a una superficie de cuero crudo.  

Abdulio Giudici. "Constelación 2", 1994. Acrílico sobre hard board 
 
En paralelo con la muestra de Horacio Zabala, la galería presenta en la sala E, un conjunto de obras que abarca cincuenta años en la producción de Abdulio Giudici, un referente del arte concreto argentino que expandió su obra en el campo del arte geométrico, óptico y cinético entre 1948, cuando se unió al grupo Arte Concreto-Invención reunido en torno a Tomás Maldonado, y 2008, año de su muerte. Giudici había nacido en 1914 y su vinculación con la historia del arte argentino es muy estrecha ya que era sobrino nieto de Reinaldo Giudici, uno de los pioneros de la escuela argentina, autor del seminal óleo La sopa de los pobres. En esta muestra se ven obras que abarcan desde un bodegón de reminiscencias futuro-cubistas pintado en 1949 a Flotando, una obra concreta de 1998. Giudici no ha tenido una muestra individual de su obra desde 2013. Como buen vanguardista, su posición en el arte era terminante: “Mis pinturas constituyen igualmente una expresión de belleza, pero no de una belleza convencional sino inédita y personal, peor o mejor lograda en cada trabajo, partiendo de principios continuamente nuevos, provocados por exigencias propias. No tienen, por lo tanto, la seguridad de algo permanente, aun cuando lo buscan, sino que vienen a ser cosas precarias, como tantas conquistas de nuestra época”. 

Ambas muestras permanecerán hasta el 12 de junio y se pueden visitar de lunes a viernes de 11.30 a 19 hs. en Libertad 1630, Buenos Aires, Argentina.