Horacio Zabala. "Monocromo de cuero II", 2019. Cuero crudo sobre bastidor, esmalte sobre madera |
Herlitzka + Faria presenta la muestra "A partir del monocromo",
un conjunto de más de veinte obras donde Horacio Zabala indaga en nuevas
posibilidades para el monocromo, una obsesión del arte moderno y
contemporáneo. Se trata de piezas que el artista ejecutó en el lapso de
los últimos diez años y que establecen un diálogo con otras obras
monocromáticas que ya había realizado en los años 70. Esta es
la primer muestra individual de magnitud que Zabala realiza en Buenos
Aires desde su retrospectiva en la Colección de Arte Amalia Lacroze de
Fortabat (La pureza está en la mezcla, 2016) y llega en un
momento muy especial para el artista. El Metropolitan Museum of Art de
Nueva York acaba de incorporar dos obras suyas a su riquísimo acervo que
recorre más de 5.000 años de producción artística. Son dos de sus
anteproyectos para cárceles, ejecutados entre 1974 y 1975. La presencia
de estas piezas de Zabala en el MET contribuye a la visibilidad del arte
latinoamericano de punta en la escena internacional y llegaron al museo
gestionadas por Henrique Faria New York.
La experiencia de Horacio Zabala con los monocromos data de su trabajo
sobre mapas a los cuales enmascaraba con superficies lisas de pintura.
Esas obras formaron parte de una muestra en el legendario CAyC (Centro
de Arte y Comunicación) de Jorge Glusberg y son la raíz del trabajo que
ahora presenta en Herlitzka + Faria. Claro que la motivación era
bastante distinta. Aquellos monocromos eran una reacción del artista al
clima socio-político que atravesaba la Argentina. “En aquel momento el
recurso del monocromo extendido sobre los mapas hablaba del
ocultamiento, de todo aquello que no salía a la superficie”, dice
Zabala. La serie que presenta ahora tiene otras motivaciones. “Los
monocromos son pinturas sin imagen ni composición. Lo que yo hago ahora
es combinarlos con los signos gramaticales o matemáticos. Son universos
que no tienen relación. Ecuaciones imposibles sin resolución dentro de
la lógica. El cruce de la ciencia y la literatura con un tipo de arte
que no es representativo. La intención actual es más poética que
política”, explica.
Más allá de la presencia fehaciente de la pintura en esta serie, Zabala
no deja de lado su permanente mirada conceptual. “Aunque estas obras
sean presencias plásticas y cromáticas visibles, mi interés y mi
intención no sólo se orientan hacia lo que efectivamente se ve, sino
también hacia lo que se piensa de lo que se ve”, sostiene. Por distintas
vías, el artista traza un recorrido de más de cuarenta años donde
indaga al monocromo con una misma preocupación. “El monocromo siempre
esconde algo, no se sabe que es lo que hay atrás, lo que me interesa es
ese misterio. Esa ocultación”, señala.
Las obras que pueden verse en "A partir del monocromo" van desde el formato pequeño a superficies de seis metros. La muestra incluye tres obras donde el artista criolliza el monocromo-símbolo de la vanguardia del siglo XX al llevarlo a una superficie de cuero crudo.
Las obras que pueden verse en "A partir del monocromo" van desde el formato pequeño a superficies de seis metros. La muestra incluye tres obras donde el artista criolliza el monocromo-símbolo de la vanguardia del siglo XX al llevarlo a una superficie de cuero crudo.
En paralelo con la muestra de Horacio Zabala, la galería presenta
en la sala E, un conjunto de obras que abarca cincuenta años en la
producción de Abdulio Giudici, un referente del arte concreto argentino
que expandió su obra en el campo del arte geométrico, óptico y cinético
entre 1948, cuando se unió al grupo Arte Concreto-Invención reunido en
torno a Tomás Maldonado, y 2008, año de su muerte. Giudici había nacido
en 1914 y su vinculación con la historia del arte argentino es muy
estrecha ya que era sobrino nieto de Reinaldo Giudici, uno de los
pioneros de la escuela argentina, autor del seminal óleo La sopa de los pobres. En esta muestra se ven obras que abarcan desde un bodegón de reminiscencias futuro-cubistas pintado en 1949 a Flotando,
una obra concreta de 1998. Giudici no ha tenido una muestra individual
de su obra desde 2013. Como buen vanguardista, su posición en el arte
era terminante: “Mis pinturas constituyen igualmente una expresión de
belleza, pero no de una belleza convencional sino inédita y personal,
peor o mejor lograda en cada trabajo, partiendo de principios
continuamente nuevos, provocados por exigencias propias. No tienen, por
lo tanto, la seguridad de algo permanente, aun cuando lo buscan, sino
que vienen a ser cosas precarias, como tantas conquistas de nuestra
época”.
Ambas muestras permanecerán hasta el 12 de junio y se pueden visitar de lunes a viernes de 11.30 a 19 hs. en Libertad 1630, Buenos Aires, Argentina.