El romanticismo del objeto en sí y su dualidad de belleza-utilidad pasan a un segundo plano cuando su objetivo se cumple. ¿Qué pasa cuando un libro es leído, una lata es consumida, una imagen asimilada o una promesa cumplida? En las dos partes de "Elucidar" se hace imperecedera la vida de lo encontrado durante una experiencia en tierras argentinas, ir al fin del mundo, a las fronteras en busca de un santo pagano y a las librerías callejeras cargadas de cultura popular que se tratan en vano de condensar en latas desbordadas y reinventadas.
En este caso es la obra la que provee el valor simbólico unitario, que se ofrece como una víctima predestinada pero sin embargo como objeto de idolatría o de mistificación según la visión personal, aunque siempre “objeto”. Y los objetos aspiran a perdurar en el futuro como espacio mismo. No se agotan en la transitoriedad, perduran en la memoria por su significado, aún cuando es teórico, porque ellos mismos pueden ser a su vez reconquistados a través de la visibilidad constante de la forma en la obra. La experiencia objetal es por lo tanto siempre pura actualidad, porque no existe fuera de la sorpresa pero se evidencia a través de la repercusión.
En la óptica arriba descripta se inserta el artista colombiano Omar Castañeda que presenta la exposición “Elucidar: Parte I y Parte II”, en el ámbito del ciclo de muestras presentadas en el Centro Cultural Borges por la Fundación Tres Pinos.
Con este nuevo trabajo el artista inspecciona por un lado el saber humano y por el otro la forma trascendente del alimento, que deviene en algunos ámbitos en la base para ascender hacia la espiritualidad o experiencias similares.
Se puede visitar a partir del 6 de febrero en Viamonte esquina San Martín, Buenos Aires, Argentina.