Con la restauración de la Capilla del Palacio Noel, el Museo Isaac Fernández Blanco se propuso ganar una nueva sala de exhibición, utilizando un espacio escénico inmejorable diseñado por el arquitecto Martín Noel, para exhibir importantes piezas de su colección de arte colonial.
Martín Noel fue un apasionado investigador y propulsor de los estilos hispanoamericanos y, a su vez, un refinado coleccionista de arte colonial. Su casa, actualmente sede del Museo Fernández Blanco, es el mejor ejemplo en pie de la arquitectura neocolonial de la década de 1920 y es el modelo más acabado de su propuesta estética: regresar a las fuentes hispanoamericanas.
Tres años después, y una vez concluidas las obras, se abre hoy como auditorio y sala de conciertos natural, en un marco escénico inmejorable, para exhibir importantes piezas de imaginería y pintura religiosa de la colección.
El sector conocido como “La Capilla”, recrea una pequeña iglesia u oratorio, como las que podían encontrarse adosadas a las casas principales de los encomenderos en la América virreinal. Nunca fue consagrada, ni se ofició misa en ella, aunque su distribución interna es de una sola nave con su ábside y un coro al cuál se asciende por una escalera cuya baranda es réplica de la del púlpito de la Catedral de Jujuy.
Izq.: Década de 1920. Durante los años en los que el arquitecto vivió en el Palacio junto a su familia, utilizaba La Capilla como su estudio y sala de estar.
Der.:Junio/2009. La sala de exhibición inaugurada recrea el interior de una capilla; a partir de un altar, retablo e imágenes dominicas hispanoamericanas en el ábside, y la presentación de una excepcional serie de cuadros flamencos del siglo XVII, sobre la vida de la Virgen.
La restauración de este espacio comenzó en el año 2006 gracias al trabajo de la Dirección General de Infraestructura, el Programa de Estética Urbana, ambos dependientes del Ministerio de Cultura del GCBA, y el equipo de Conservación y Restauración del Museo.Der.:Junio/2009. La sala de exhibición inaugurada recrea el interior de una capilla; a partir de un altar, retablo e imágenes dominicas hispanoamericanas en el ábside, y la presentación de una excepcional serie de cuadros flamencos del siglo XVII, sobre la vida de la Virgen.
Tres años después, y una vez concluidas las obras, se abre hoy como auditorio y sala de conciertos natural, en un marco escénico inmejorable, para exhibir importantes piezas de imaginería y pintura religiosa de la colección.