La Galería de Arte Van Riel presenta la muestra de Diana Dreyfus "Relatos de Superficie". Inaugura el miércoles 22 de abril a las 19 hs. en Juncal 790 PB. Cierra el 23 de mayo.
"...Esas líneas y pinceladas de tan diversa conformación, puntillosas y ríspidas, o bien condensadas y oleosas, parecen haber sido volcadas no sobre el plano sino sobre el aire inmediatamente contiguo, en una flotación tan persistente como incorpórea; el conjunto se impone como la expansión fragmentada de un territorio ilimitado, que la artista subdivide en los formatos del papel, en sus pliegues y dobleces, en los encuadres de las telas, para redescubrirlo sostenida en las galas del blanco y el negro. Y así como no hay aquí ni la confirmación categórica de un punto de vista, ni la hipotética estructuración del cuadro en cuanto a tema o motivo, cada planteo es lo suficientemente permeable a la mirada como para que nos sintamos tentados a identificar con el recurrente reflejo narrativo esas señales, que por otra parte se empeñan en ser casi imperceptibles, equívocas. Dreyfus coloca al espectador frente a la topografía de una zona imprecisa, en ese punto de inflexión donde los signos se agrupan y articulan de manera de no hacerse refractarios del todo a nuestra proximidad, aunque manteniéndonos saludablemente a raya, inmersos en el silencio óptico, detrás de una barrera de vacío." Eduardo Stupía, Marzo 2009
"...Esas líneas y pinceladas de tan diversa conformación, puntillosas y ríspidas, o bien condensadas y oleosas, parecen haber sido volcadas no sobre el plano sino sobre el aire inmediatamente contiguo, en una flotación tan persistente como incorpórea; el conjunto se impone como la expansión fragmentada de un territorio ilimitado, que la artista subdivide en los formatos del papel, en sus pliegues y dobleces, en los encuadres de las telas, para redescubrirlo sostenida en las galas del blanco y el negro. Y así como no hay aquí ni la confirmación categórica de un punto de vista, ni la hipotética estructuración del cuadro en cuanto a tema o motivo, cada planteo es lo suficientemente permeable a la mirada como para que nos sintamos tentados a identificar con el recurrente reflejo narrativo esas señales, que por otra parte se empeñan en ser casi imperceptibles, equívocas. Dreyfus coloca al espectador frente a la topografía de una zona imprecisa, en ese punto de inflexión donde los signos se agrupan y articulan de manera de no hacerse refractarios del todo a nuestra proximidad, aunque manteniéndonos saludablemente a raya, inmersos en el silencio óptico, detrás de una barrera de vacío." Eduardo Stupía, Marzo 2009