
"El color no tiene fin. Cada color expresa un momento, una emoción y yo quiero rendirle homenaje a los colores", de esta manera el pintor se refería a la importancia que tiene el color en la vida de las personas; para él, rodearse de color mejora la vida de los seres humanos.
Con esta intervención se pretende seguir transformando la realidad a través del color y que todos los vecinos puedan participar y aportar su arte al embellecimiento de las veredas de la calle Olavarría.

Su principal obra, Caminito, fue pensada para transformar ese camino ferrocarril abandonado en un museo al aire libre, y así motivar a los artistas del barrio a que se expresen con total libertad.
Poco a poco, las casas, los conventillos y los locales del barrio fueron pintados con colores vivos característicos del barrio.
Su obra es el relato de La Boca, el barrio que lo vio crecer, sus cuadros muestran el puente sobre el Riachuelo, botes, barcos, hombres trabajando en el puerto, carros tirados por caballos, siempre con el color como marca insignia. Las imágenes que habitaban los cuadros de Quinquela se empezaron a expandir al plano físico del barrio, alentando a los vecinos a que pinten sus casas de colores.

Por su parte, Juan Seco, director general de Distritos Económicos del Gobierno de la Ciudad, agregó: “Es muy importante seguir transformando el barrio y que este tipo de intervenciones se puedan replicar siendo el puntapié de algo que pueda continuarse. De esta manera, estaremos cada vez más cerca de cumplirle el sueño a Quinquela”.