El Museo Nacional de Bellas Artes, junto con el Centro Cultural de la Embajada del Japón en la Argentina, la Fundación Japón y Evaristo Cultural, inaugura la muestra "Variaciones y autonomía. Grabados contemporáneos de Japón".
La exposición presenta 42 obras de los artistas Yayoi Kusama, Tomoharu Murakami, Masanari Murai, Toshinobu Onosato, Yasukazu Tabuchi, Natsuyuki Nakanishi, Hitoshi Nakazato, Naoyoshi Hikosaka, Kosai Hori y Toeko Tatsuno, seleccionadas por Kyoji Takizawa, curador del Museo de Artes Gráficas de la Ciudad de Machida.
En la década de 1970, jóvenes artistas japoneses expandieron su expresividad y ampliaron los límites del arte contemporáneo gracias a la técnica del grabado, que utilizaron en una amplia gama de estilos y soportes, lo que se tradujo en un fuerte impulso a esta disciplina.
La exhibición presenta obras de diez artistas que han sustentado este proceso, para echar luz sobre el desarrollo de un nuevo campo de grabados contemporáneos japoneses realizados por pintores –un campo notable como variación de la pintura y como forma artística autónoma– y, a su vez, repensar la historia de esta técnica en Japón.
Yasukazu Tabuchi, Pradera de primavera, 1983, serigrafía |
En la década de 1970, jóvenes artistas japoneses expandieron su expresividad y ampliaron los límites del arte contemporáneo gracias a la técnica del grabado, que utilizaron en una amplia gama de estilos y soportes, lo que se tradujo en un fuerte impulso a esta disciplina.
La exhibición presenta obras de diez artistas que han sustentado este proceso, para echar luz sobre el desarrollo de un nuevo campo de grabados contemporáneos japoneses realizados por pintores –un campo notable como variación de la pintura y como forma artística autónoma– y, a su vez, repensar la historia de esta técnica en Japón.
Masanari Murai, El sol y el pájaro, 1973 |
Proponía así
un gran desafío para el arte democrático y popular de la estampa
japonesa, hasta entonces ceñido al costumbrismo y el paisajismo.
Desarrollada en contrapunto crítico con la caligrafía y el dibujo,
atributo de la cultura letrada aristocrática, de características
tendientes a la abstracción, la estampa japonesa alcanzaría renombre e
influencia mundial por medio de figuras como Hiroshige, Utamaro y el ya
icónico Hokusai.
Dos siglos más tarde, los grabadores contemporáneos del
que fuera el Imperio del Sol Naciente, hoy transformado en un pujante
país del ya no tan lejano ni exótico Oriente, recogen en forma explícita
aquella aporía de Sengai como una invitación a construir un arte nuevo.
Un arte que retoma las tensiones de una nación que vive la dialéctica
entre modernidad y tradición como uno de sus componentes cruciales, de
cuyo diálogo surgen los rasgos que identifican la imagen potente con
que, releída, las imágenes del pasado interpelan al presente." Palabras de Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes.
Toeko Tatsuno, “3 de julio del 89”, 1989, serigrafía |