El Museo Nacional de Bellas Artes inaugura el 11 de julio "Luis Felipe Noé. Mirada prospectiva".
La
exposición, curada por Cecilia Ivanchevich, reúne pinturas, dibujos e
instalaciones, realizadas a lo largo de sesenta años, y pone el acento
en las constantes y variables con las que el artista desarrolla su
“estética del caos”, entre 1957 y 2017. Esta mirada prospectiva tiene un
doble sentido: el artista mira hacia el futuro y las nuevas
generaciones miran a Noé.
Luis Felipe Noé, El ser nacional, 1965, instalación (óleo y esmalte brillante) desarrollada en diversas piezas sobre tela, madera y papel |
“Noé
hizo de la búsqueda de su propia estética un derrotero singular, que si
bien permite anclar su evolución artística en diversas corrientes del
último medio siglo, define su inserción a partir de diferencias
inasimilables. Rápidamente se lo circunscribe y acota a la Nueva
Figuración, que a partir de 1961 animó junto con Ernesto Deira, Jorge de
la Vega y Rómulo Macció, pero también es claro que en su obra hay un
exceso que, aunque nunca dejó de tenerlo como base, trasciende aquel
marco de referencia. Luis Felipe Noé. Mirada prospectiva demuestra la
vigencia de este gran artista”, sostiene Andrés Duprat, director del
Museo Nacional de Bellas Artes.
El
guión curatorial se aparta del orden cronológico y plantea tres claves
de lectura que pueden rastrearse en la producción de Noé: la conciencia
histórica, la visión fragmentada y la línea vital.
Por
un lado, la conciencia histórica marca el recorrido: el artista aparece
como testigo de su época para apropiársela y evocarla a través de la
cita, la denuncia y la ironía. Para Noé, toda cita a la historia tiene
sentido siempre que su eco resuene en el presente, por eso incluye
referencias a la historia argentina y a la historia del arte universal.
El segundo enfoque piensa la producción
de Noé desde la visión fragmentada: el artista divide la obra para
mostrar distintas realidades coexistentes. Consciente de sus coordenadas
geográficas y temporales, replica en las formas la fragmentación que
observa en la sociedad argentina. Este razonamiento lo lleva a entender
el caos y la otredad como parte del mismo sistema.
La
tercera lectura muestra un desarrollo de la línea vital como guía de la
obra. Desde 1957, puede rastrearse la línea a mano alzada que recorre
el papel y que, en los años 70, dará pie a su vuelta a la pintura (Noé
postulaba que el arte debía disolverse en la vida social, por lo que,
entre 1966 y 1975, deja de pintar), cuando la línea y el color se unen
para dar el sentido rítmico del cuadro. A partir de este período, el
artista trabaja la naturaleza como sinónimo de la vitalidad
latinoamericana.
Luis Felipe Noé, ¿De qué se trata?, 2006, acrílico y tinta sobre papel y yeso en caja con espejos |
La
selección de obras que podrá verse en la muestra incluye piezas
históricas, una serie de dibujos inédita de 1957 y otras especialmente
creadas por el artista para esta exhibición, entre las que se destaca la
impactante instalación “Entreveros” (2017), en la que Noé condensa
planteos estéticos de sus distintas épocas y utiliza, entre otros
materiales, fragmentos de espejos para incluir el reflejo del espectador
en la complejidad del caos.
El caos es el concepto que articula esta exposición. En 1965, en su libro Antiestética,
el artista lo definió como “una estructura compleja de unidades
diferentes e independientes”. “Asumir el caos es asumir ese orden al que
nos negamos en defensa de uno anterior”, concluyó entonces.
"El
concepto de caos introducido por Noé encuentra un correlato en el
pensamiento científico. Por aquellos mismos años, el físico ruso Ilya
Prigogine propuso en sus investigaciones la superación del determinismo
científico (causa-efecto), lo que marcó el ingreso en la posmodernidad.
En este sentido, los planteos de Noé se conjugan con las teorías
científicas de la época para dar lugar a un mundo tan inestable como
impredecible", afirma la curadora, Cecilia Ivanchevich.
Luis Felipe Noé, Enredados, 2015, acrílico y tinta sobre papel y tela |
El catálogo que acompaña la muestra
incluye un ensayo de Ivanchevich sobre la "estética del caos" pensada en
términos científicos, culturales, artísticos y políticos en la obra de
Noé. Además, una selección de textos críticos sobre la producción del
artista, y los ensayos de la especialista Lorena Alfonso y de la
investigadora alemana Lena Geuer.
La exposición "Luis
Felipe Noé. Mirada prospectiva" cuenta con el apoyo de la Asociación
Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.
Podrá recorrerse en el pabellón de exposiciones temporarias del museo del 11 de julio al 20 de
septiembre de 2017, de martes a viernes de 11 a 20 hs. y sábados y
domingos de 10 a 20 hs. con entrada libre y gratuita en Av. del Libertador 1473, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.