El jueves 16 de Julio a las 19 hs. Galería Azur inaugura la muestra de Stephen Robert Koek Koek.
Se puede visitar hasta el 31 de julio en Ayacucho 1883, C.A.B.A., de lunes a viernes de 12 a 20 hs."Es imposible no sentirse atraído por la obra de Stephen Robert Koek Koek y por su tempestuosa vida.
Su figura se encuentra envuelta por el aura de la tragedia y su obra marcada por sus pasiones. Los excesos, que en su pintura se traducen en una materia espesa y unos grafismos impulsivos, lo llevaron en su vida de las cimas más altas a los abismos más profundos. Descendiente de una dinastía de artistas holandeses arriba a nuestro país en 1914 y conoce la fama cinco años después con una muestra realizada en la Cooperativa Artística. Dueño de una personalidad incansable, alterna largas jornadas de producción febril con desbordantes cantidades de alcohol y morfina. Definitivamente Koek Koek no es un hombre de términos medios, como podemos ver en su predominante claroscuro, donde las formas parecen querer escapar de las penumbras.
En 1926 pasa tres meses internado en el Hospicio de la Merced, muy cerca de la demencia. Su buena estrella se apaga y deambula por hoteles y pensiones, sin dejar nunca de pintar. En noches incansables pinta sobre todo lo que tiene a mano, desde sabanas a tablas que obtiene desmantelando los muebles de su habitación y, cuando el frenesí creador es muy grande recurre a sus dedos para plasmar en violentos contrastes cromáticos esos paisajes que cristalizan el recuerdo de sus constantes viajes o sus místicas iglesias.
Se hizo común que dejara estas obras para cubrir los gastos de su estadía. Es gracias a esa costumbre del artista que hoy podemos disfrutar de esta colección, propiedad de la Familia Roulier, conocidos dueños de un Hotel en Constitución en el cual se hospedaba Stephen Robert." Lic. Soledad Armendariz
Se puede visitar hasta el 31 de julio en Ayacucho 1883, C.A.B.A., de lunes a viernes de 12 a 20 hs."Es imposible no sentirse atraído por la obra de Stephen Robert Koek Koek y por su tempestuosa vida.
Su figura se encuentra envuelta por el aura de la tragedia y su obra marcada por sus pasiones. Los excesos, que en su pintura se traducen en una materia espesa y unos grafismos impulsivos, lo llevaron en su vida de las cimas más altas a los abismos más profundos. Descendiente de una dinastía de artistas holandeses arriba a nuestro país en 1914 y conoce la fama cinco años después con una muestra realizada en la Cooperativa Artística. Dueño de una personalidad incansable, alterna largas jornadas de producción febril con desbordantes cantidades de alcohol y morfina. Definitivamente Koek Koek no es un hombre de términos medios, como podemos ver en su predominante claroscuro, donde las formas parecen querer escapar de las penumbras.
En 1926 pasa tres meses internado en el Hospicio de la Merced, muy cerca de la demencia. Su buena estrella se apaga y deambula por hoteles y pensiones, sin dejar nunca de pintar. En noches incansables pinta sobre todo lo que tiene a mano, desde sabanas a tablas que obtiene desmantelando los muebles de su habitación y, cuando el frenesí creador es muy grande recurre a sus dedos para plasmar en violentos contrastes cromáticos esos paisajes que cristalizan el recuerdo de sus constantes viajes o sus místicas iglesias.
Se hizo común que dejara estas obras para cubrir los gastos de su estadía. Es gracias a esa costumbre del artista que hoy podemos disfrutar de esta colección, propiedad de la Familia Roulier, conocidos dueños de un Hotel en Constitución en el cual se hospedaba Stephen Robert." Lic. Soledad Armendariz