Casa Naranja inaugura 2018 con una importante exposición que reúne a más de 20 artistas de distintas generaciones y presenta varias obras monumentales, construidas especialmente para el espacio. En palabras de Daniel Fischer, curador de la exposición, "este trabajo pretende establecer un puente conceptual entre las claves del arte actual y los desafíos que las nuevas organizaciones atraviesan como consecuencia de los cambios de un pensamiento global, masivo y complejo".
La experiencia inicia en Plaza Naranja, donde se destaca una intervención sobre la emblemática escultura "El abrazo" a la que el ilustrador Cristian Turdera le ha dado la fisonomía de sus personajes característicos. En la misma escala monumental, conviven en el espacio también una impactante mesa inclinada de hierro de más de tres metros de alto cubierta de gotas de silicona, obra de la neuquina Cinthia De Mareca, y dos ejemplares de Filicheira ondulata, enigmáticas esculturas en movimiento del cordobés Santiago Viale que recuerdan a insectos o animales marinos.
En planta baja, se despliega un largo delantal diseñado por Delia Cancela que presenta retratos de mujeres destacadas de la historia. La pieza lleva por título El punk es romántico y dialoga con otra obra en tela del mismo nombre, con dibujos de la rosarina Claudia del Río.
Un poco más allá se extiende Uniforme, instalación de la artista paraguaya Claudia Casarino conformada por 30 trajes de tul negro suspendidos del techo, que entablan un juego de sombras y transparencias. Y en el centro del hall, una instalación interactiva de Leo Núñez propone al visitante a usar una vieja máquina de escribir conectada a una computadora que convierte la escritura en destellos de luz led.
A medida que inicia el descenso hacia el subsuelo, el espectador se adentra en un paisaje efímero construido por Manuel Ameztoy a través de distintas capas de tela calada de colores que cuelgan en cascada. Hacia la izquierda, el paisaje se vuelve abstracto a medida que el visitante recorre El regreso, instalación inmersiva de Leila Tschopp poblada de líneas geométricas y formas suspendidas junto a escenas de un relato pictórico fragmentario.
En el ala derecha del subsuelo se exhiben una serie de esculturas lumínicas de Leonardo Damonte realizadas a partir del ensamblaje de objetos cotidianos. En este sector, así como en una sala de planta baja, se presenta además una selección de videoarte que reúne videoperformances de Brígida Baltar y Sofía Torres Kosiba y animaciones de Aili Chen y Eugenia Calvo, así como por un valioso conjunto de obras pertenecientes a la prestigiosa colección cordobesa de José Luis Lorenzo, que incluye una témpera del histórico Líbero Badíi junto a cuadros de Eduardo Stupía, Pablo Siquier, Chiachio & Giannone y Fernando Allievi, y obras de Gustavo Piñero y Román Vitali.
Como novedad, estará disponible una audioguía online para conectarse con los artistas y sus creaciones desde el celular. Además, continúa el Programa de Visitas Educativas orientado a escuelas primarias y secundarias, que ya suma 5000 visitas de niños y jóvenes, y que para esta primera muestra del año planifica sumar 1300 más.
La muestra se puede visitar hasta fines de mayo, con entrada libre y gratuita en el espacio de La Tablada 451, en la ciudad de Córdoba..