En la sala 27 del Centro Cultural Borges se pueden apreciar 20 obras, en técnicas mixtas, que conforman la muestra de pinturas y papeles del artista visual, gestor cultural y diplomático, Ezequiel Barakat, bajo la curaduría de Blanca María Monzón.
Ezequiel Barakat, es un artista inquieto, sensible, que a su regreso a Buenos Aires, luego de su peregrinar, como representante diplomático de Argentina, por distintas ciudades del mundo, mostrará, en el Centro Cultural Borges, su percepción visual, su expresiva manifestación artística, así como sus sentimientos, emociones y aprehensiones del mundo que lo rodea.
Se trata, como bien dice Barakat, del “accionar de un caminante que entiende al viaje como un ejercicio de autodescubrimiento.” Muros, paredes, huecos, grietas y fisuras en portales, columnas, ventanas y techos, calles y cielos, bajo una mirada curiosa y estética, se convirtieron en impulsos y motivos para la creación abstracta, que es el estilo que profesa desde que se inició en la pintura.
Se trata, como bien dice Barakat, del “accionar de un caminante que entiende al viaje como un ejercicio de autodescubrimiento.” Muros, paredes, huecos, grietas y fisuras en portales, columnas, ventanas y techos, calles y cielos, bajo una mirada curiosa y estética, se convirtieron en impulsos y motivos para la creación abstracta, que es el estilo que profesa desde que se inició en la pintura.
Blanca María Monzón, directora del departamento de artes audiovisuales del Centro Cultural Borges y curadora de la exposición, percibe la preocupación y el interés de Ezequiel Barakat por las imágenes de ciudades, donde se desempeñó como diplomático, Buenos Aires, Caracas, México DF y Estambul, como una especial circunstancia que ha contribuido a la creación de su obra. Un creador que aborda la obra desde el plano de los ojos y de la calle, con líneas geométricas definidas por las diferentes zonas de color, donde la ciudad es la obra, y la obra es la ciudad.
Para Barakat, la inspiración que lleva a la creación de una imagen puede nacer de un estímulo visual, de una emoción, quizás de un sonido que transporta a una sensación determinada y también de los elementos que nutren la imaginación. Su obra se basa en patrones geométricos, líneas y formas que se entrecruzan y crean planos de color, casi siempre con dos o tres pigmentos, cuyos matices aportan textura y profundidad.
La exposición se puede visitar hasta el 9 de julio, de lunes a viernes de 10 a 21 horas, y sábados y domingos de 12 a 21 horas en Viamonte 525, Buenos Aires, Argentina.