Liliana Maresca y Ezequiel Furgiuele con Una bufanda para la ciudad, 1985.
Fotografía: Marcos López. Imagen: Archivo Liliana Maresca
Fotografía: Marcos López. Imagen: Archivo Liliana Maresca
A través de esta exposición y de su investigación previa, el Museo de Arte Moderno busca profundizar el importante trabajo realizado para la muestra "Transmutaciones" -primera retrospectiva de Liliana Maresca-, exhibida en 2008 en el Museo Castagnino+Macro, de Rosario, y en el Centro Cultural Recoleta, de la Ciudad de Buenos Aires. Por ello, en esta ocasión, se reconstruyen por primera vez cinco instalaciones para acercar al público la sólida práctica de la artista.
Sin título, de la serie “Liliana Maresca con su obra”, 1983. Fotoperformance. Fotografía: Marcos López. Imagen: Archivo Liliana Maresca |
Durante esos años, Maresca amplió su trabajo: pasó del cuerpo individual a un pensamiento sobre el cuerpo social. Lideró una serie de proyectos colectivos que tuvieron como finalidad “poner el cuerpo en democracia” y volver a conectar el arte con la sociedad y la sociedad consigo misma.
E. T. A, 1988. Ramas, bronce y madera laqueada. Fotografía Facundo de Zuviría. Colección Eduardo F. Costantini. Imagen Archivo Liliana Maresca
Proyectos como No todo lo que brilla es oro, La Cochambre. Lo que el viento se llevó y Recolecta muestran un giro material en su obra, a partir del que trabajará con materiales orgánicos, como ramas de árboles, y otros tradicionales como el bronce.
Durante este período, la nueva coyuntura neoliberal y el SIDA constituyen el trasfondo de varios de sus proyectos, aunque Maresca nunca se referirá de manera directa a la enfermedad. Comenzará a elaborar imágenes arquetípicas, como la esfera y el cubo (vinculadas, respectivamente, a lo celestial y lo terrenal), pero también incorporará el color dorado, relacionado tanto con la alquimia, la transformación y la trascendencia espiritual, como con el dinero y la violencia capitalista, referencia que abarca desde la creciente pobreza en la Argentina (Recolecta) y la guerra por el petróleo iniciada en el Golfo Pérsico (Wotan Vulcano), hasta los genocidios aborígenes por el oro colonial (El Dorado).
En sus últimos tres proyectos volverá a aparecer con fuerza el ofrecimiento de su cuerpo vinculado a la comunicación con el otro.
En sus últimos años de vida, Maresca dibujó Mascaritas, que pueden entenderse como una reconstrucción simbólica de la comunidad que la acompañó durante su carrera y a lo largo de su enfermedad. Son obras surgidas de la tenacidad y la fragilidad de un cuerpo cansado; dibujos realizados con materiales simples, livianos y fáciles de manipular, canalizados por trazos rápidos, lineales, y colores estridentes. Son rostros cuyo principal destino es formar todos juntos una multitud.
Javier Villa señala sobre la figura de Maresca: “Nos lega una forma de trabajo que expresa firmemente cómo pararse frente al arte, frente a la vida y a los otros, frente al tiempo y al contexto tanto político como personal”. Y continúa: “Una artista consciente de la importancia de su rol en la sociedad, que se entrega a ella, que denuncia, que evita la comodidad, la indiferencia y el egoísmo. Una obra que perdura tanto a través de los objetos y documentos que fueron preservados, como de su potencia y determinación sobre la necesidad de cambiar el mundo”.
En sus últimos años de vida, Maresca dibujó Mascaritas, que pueden entenderse como una reconstrucción simbólica de la comunidad que la acompañó durante su carrera y a lo largo de su enfermedad. Son obras surgidas de la tenacidad y la fragilidad de un cuerpo cansado; dibujos realizados con materiales simples, livianos y fáciles de manipular, canalizados por trazos rápidos, lineales, y colores estridentes. Son rostros cuyo principal destino es formar todos juntos una multitud.
Javier Villa señala sobre la figura de Maresca: “Nos lega una forma de trabajo que expresa firmemente cómo pararse frente al arte, frente a la vida y a los otros, frente al tiempo y al contexto tanto político como personal”. Y continúa: “Una artista consciente de la importancia de su rol en la sociedad, que se entrega a ella, que denuncia, que evita la comodidad, la indiferencia y el egoísmo. Una obra que perdura tanto a través de los objetos y documentos que fueron preservados, como de su potencia y determinación sobre la necesidad de cambiar el mundo”.
La exposición está acompañada por un libro monográfico titulado "Liliana Maresca", con textos de Javier Villa, María Gainza y una cronología biográfica realizada por Laura Hakel. La publicación fue diseñada por Gastón Pérsico y Cecilia Szalkowicz e incluye todo el material exhibido en el Museo, además de obras inéditas, tales como fotografías de Alejandro Kuropatwa.
Esta exposición y su catálogo cuentan con el importante apoyo del Consejo de Promoción Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
La exposición se puede visitar de martes a viernes de 11 a 19 horas, y sábados, domingos y feriados de 11 a 2 0horas en Avenida San Juan 350, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Entrada general: $30. Martes: gratis.