

Vida quieta es una traducción literal de Still life, el nombre que recibe en inglés el bodegón o naturaleza muerta, el género de pintura que privilegió Roberto Rossi (1896-1957) a lo largo de toda su vida. También aparece como una metáfora de la vida de este artista que pasó largas horas diarias en su taller pintando una y otra vez un universo mínimo de objetos, estableciendo un diálogo en el que maduraba su arte, construyendo con ellos una poética propia. En estas obras logró crear imágenes de extraordinario lirismo, a partir de su concentración en un universo restringido de objetos que “retrató” en sutiles combinaciones, reagrupamientos y condiciones lumínicas, acercándose por momentos a la abstracción de formas y colores en el espacio, aunque sin abandonar nunca el referente figurativo.
Durante la inauguración se presentó el libro que lleva el mismo nombre que la exposición con obras de Roberto Rossi y textos de Laura Malosetti Costa, editado por Alhec Group.



En 1928 concretó su primer envío al Salón Nacional, donde en 1946 fue distinguido con el Premio Sívori y en 1953 obtuvo el Primer Premio. Invitado por la Academia Nacional de Bellas Artes concurrió a los Premios Palanza en los años 1949, 1951 y 1956. Integró los envíos argentinos a las Bienales de La Habana (1954) y de Arte Moderno de San Pablo (1957).
Volcó su pintura a la composición, creando naturalezas muertas y temas de flores que fueron evolucionando desde un realismo de raiz cezanniana hasta una figuración de poético clima. A partir de un dibujo preciso, aplicó los ricos colores de su paleta con cuidada administración y poética sensibilidad.
También la docencia ocupó espacios en su vocación, desempeñándose como profesor en el Colegio Nacional Sarmiento y en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Roberto Rossi falleció en Buenos Aires el 28 de Mayo de 1957.