La obra de Sergio Avello, "Volumen", se realizó especialmente para la explanada del Malba y se expone desde diciembre de 2006 hasta septiembre de 2007.
Se trata de un vúmetro gigante, un amplificador de sonido con micrófono, ópticas de semáforo, hierro y pintura sintética, destinado a llamarnos la atención sobre el ruido en el que vivimos sumergidos en Buenos Aires.
Sergio Avello forma parte de una nueva corriente global de artistas que conciben la obra en interacción con el medioambiente. Conjugando luz, sonido, tecnología, concepto, espacio público, sociedad y nuevos medios, se genera un acontecimiento artístico y social.
Volumen es información ambiental instantánea; un marcador de estándares de calidad ambiental, imprescindibles para preservar nuestro capital biológico. La luz y el sonido son sensaciones internas producidas por estímulos vibratorios del medioambiente. Cuando un cuerpo es golpeado o frotado, las moléculas que lo componen se mueven muy rápido; es decir que vibran, y esas vibraciones llegan a nuestro oído transmitidas por el aire como ondas sonoras.
La Organización Mundial de la Salud considera los 50 dB (decibeles) como el límite superior deseable; por encima de los 70 dB los sonidos ya resultan molestos, y si superan los 90 dB se vuelven dañinos. Lo normal en una conversación es 30 dB. Según esta misma organización, Buenos Aires es la ciudad más ruidosa de América Latina, aunque, desde el año 2004, en la ciudad rigen leyes para el control de la contaminación acústica.
Se trata de un vúmetro gigante, un amplificador de sonido con micrófono, ópticas de semáforo, hierro y pintura sintética, destinado a llamarnos la atención sobre el ruido en el que vivimos sumergidos en Buenos Aires.
Sergio Avello forma parte de una nueva corriente global de artistas que conciben la obra en interacción con el medioambiente. Conjugando luz, sonido, tecnología, concepto, espacio público, sociedad y nuevos medios, se genera un acontecimiento artístico y social.
Volumen es información ambiental instantánea; un marcador de estándares de calidad ambiental, imprescindibles para preservar nuestro capital biológico. La luz y el sonido son sensaciones internas producidas por estímulos vibratorios del medioambiente. Cuando un cuerpo es golpeado o frotado, las moléculas que lo componen se mueven muy rápido; es decir que vibran, y esas vibraciones llegan a nuestro oído transmitidas por el aire como ondas sonoras.
La Organización Mundial de la Salud considera los 50 dB (decibeles) como el límite superior deseable; por encima de los 70 dB los sonidos ya resultan molestos, y si superan los 90 dB se vuelven dañinos. Lo normal en una conversación es 30 dB. Según esta misma organización, Buenos Aires es la ciudad más ruidosa de América Latina, aunque, desde el año 2004, en la ciudad rigen leyes para el control de la contaminación acústica.