La exposición temporaria "En busca del tiempo perdido, Un recorte de vida cotidiana, 1880-1910" continúa en eshibición durante el verano de 2010 en la Casa Fernández Blanco, los sábados y domingos de 11 a 17 horas en Hipólito Yrigoyen 1420 con entrada libre y gratuita.
Recorrer las habitaciones de la mansión decimonónica que perteneció a Don Isaac Fernández Blanco y su familia, constituye un viaje para la imaginación y los sentidos y permite vislumbrar el modo de vida de las familias tradicionales porteñas a finales del siglo XIX y principios del XX.
En aquel cambio de siglo, vivir a una cuadra de la Avenida de Mayo representaba estar a un paso de los mejores restaurantes y cafés, los teatros y senáculos culturales, el moderno subterráneo y los grandes hoteles.
Como un testimonio de esa época, y dentro de una modernidad que traía la promesa de un progreso ilimitado para todos los que se dispusieran a impulsarla, la Casa Fernández Blanco proyecta sus propias luces y sombras sobre aquellas décadas ricas en definiciones y disputas en torno a la construcción de la identidad del país.
Próximamente la restauración de esta casa devolverá a la Ciudad de Buenos Aires una pequeña porción de aquel mundo perdido para siempre.Mientras tanto, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco abre excepcionalmente al público las puertas de su otra sede, con el propósito de presentar una exquisita exposición de imágenes antiguas agrupadas en series temáticas, que habiendo sido seleccionadas y copiadas de su fondo fotográfico, amplían y enriquecen la lectura de la vida cotidiana desde 1880 a 1910.
Recorrer las habitaciones de la mansión decimonónica que perteneció a Don Isaac Fernández Blanco y su familia, constituye un viaje para la imaginación y los sentidos y permite vislumbrar el modo de vida de las familias tradicionales porteñas a finales del siglo XIX y principios del XX.
En aquel cambio de siglo, vivir a una cuadra de la Avenida de Mayo representaba estar a un paso de los mejores restaurantes y cafés, los teatros y senáculos culturales, el moderno subterráneo y los grandes hoteles.
Como un testimonio de esa época, y dentro de una modernidad que traía la promesa de un progreso ilimitado para todos los que se dispusieran a impulsarla, la Casa Fernández Blanco proyecta sus propias luces y sombras sobre aquellas décadas ricas en definiciones y disputas en torno a la construcción de la identidad del país.
Próximamente la restauración de esta casa devolverá a la Ciudad de Buenos Aires una pequeña porción de aquel mundo perdido para siempre.Mientras tanto, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco abre excepcionalmente al público las puertas de su otra sede, con el propósito de presentar una exquisita exposición de imágenes antiguas agrupadas en series temáticas, que habiendo sido seleccionadas y copiadas de su fondo fotográfico, amplían y enriquecen la lectura de la vida cotidiana desde 1880 a 1910.