Un registro fotográfico de los festejos populares de 2013 en Deriva, Dardo Rocha 2290, San Isidro, desde el 17 de mayo hasta fin de junio.
Acaba de cumplirse un año desde que cada holandés hizo propia la casa de Orange en todas sus dimensiones. El color de la empatía volvió real en las calles de Holanda el pensamiento de Wassily Kandinsky: “El color provoca una vibración psicológica".
La energía durante la entronización de los nuevos reyes se replicó en miles de versiones: un trago, los cestos de basura, las plumas de las aves, los sombreros de cada cabeza, la pastelería y los quesos de edición limitada, toda lancha y tuilpán.
En honor a Williem y a nuestra Máxima se pintaron las uñas anaranjadas, comieron coronas, bailaron tango paso a paso, cambiaron el nombre de las tiendas y tapizaron en un collage de mensajes las vitrinas de la clásica De Bijenkorf.
“No hay azul sin naranja”, ha dicho Vincent van Gogh. El Día del Rey pasado la paleta sólo tuvo a este tono. Aquí una saga de ello".
Flavia Tomaello, una de las pocas latinas acreditadas en la entronización, registró los sucesos y aquí los expone parcialmente a modo de conmemoración de dicho evento.
La artista supera los 30 años de experiencia como periodista en más de cuarenta medios de América Latina. Como ensayista y escritora ha transitado la ficción, la no ficción y la literatura infantil en más de treinta libros. Es contadora y ha cursado la carrera de Comunicación Social ambas en la Universidad de Buenos Aires. Dirige su propia consultora de comunicación y sus fotos desde hace una década se publican en revistas de todo el mundo. Su próxima exposición se desarrollará en dos etapas: Buenos Aires en julio y en noviembre en Venecia.
Curaduría: Claudia Puebla.