6 de mayo de 2010

La música, después de casi 90 años, volvió a sonar en la Casa Fernández Blanco

El Museo Fernández Blanco inauguró un nuevo espacio para la Música de Cámara en su recuperada sede de la Casa Fernández Blanco, sumando otra opción de encuentro con la buena música a la agenda cultural de los porteños. El ciclo lleva el nombre del musicólogo argentino Hernán Vigo Suarez, uno de los más importantes coleccionistas de instrumentos y máquinas musicales de los siglos XIX y XX. Curiosamente, Isaac Fernández Blanco, dueño original de la casa que cobijará estos conciertos, también fue un apasionado melómano.
La tarde del pasado sábado 24 de abril se realizó el primer concierto en dicha casa, dando inicio al ciclo de música de cámara “Hernán Vigo Suárez”. La ocasión fue acompañada y ovacionada por un numeroso público en el salón principal de la recuperada casona de la calle Hipólito Yrigoyen 1420.
La Gala Lírica de óperas y zarzuelas que inauguró el espacio fue dirigida por Julia Inés Manzitti e interpretada por la soprano Flavia Memmo, la mezzosoprano Guadalupe Maiorino, los tenores Pablo Gaeta y Norberto Lara, y los barítonos Roberto Falcone y Esteban Miotto.
Este acontecimiento, se constituyó en un verdadero homenaje a dos personajes de distintas épocas que hoy pueden ser reconocidos y recordados por su pasión por la música.
Uno de ellos es Isaac Fernández Blanco. El artífice del nacimiento del Museo Fernández Blanco era un gran conocedor de la música clásica, violinista aficionado y exquisito coleccionista de instrumentos de cuerda. En las primeras décadas del siglo XX, antes de legar su casa -ya convertida en museo- a la Ciudad de Buenos Aires, solía organizar tertulias musicales en uno de sus salones, enseñaba gratuitamente violín y recibía jóvenes músicos y cantantes líricos de todo el país, a quienes en muchos casos ayudaba a desarrollar sus carreras musicales a través de becas de estudio.
El otro es Hernán Vigo Suárez, musicólogo argentino y uno de los más importantes coleccionistas de instrumentos y máquinas musicales de los siglos XIX y XX. Gracias a la generosidad de su padre, Constantino Vigo Suárez, la Casa Fernández Blanco cuenta con el piano Steinway de 1904 que posibilitó la organización de este nuevo ciclo de música de cámara.
La cita será ahora también, en la recuperada sede de la Casa Fernández Blanco, que de alguna manera revive a través de esta propuesta cultural, la obsesión musical de su dueño originario.